Los equinos son animales más susceptibles al VR, siendo los primeros signos clínicos fiebre, cojera y calambres, los cuales se presentan entre 2 y 9 semanas después de producirse la infección. Sin embargo, con una replicación activa del virus, los equinos infectados pueden desarrollar
tres distintas formas de rabia: 1) Rabia muda, caracterizada por tremores musculares, salivación excesiva, ataxia y depresión; 2) Rabia paralítica, en la que se presenta una parálisis ascendente, pérdida del tono de la cola y del esfínter anal; y 3) Rabia furiosa, cuyos signos típicos son hidrofobia, fotofobia, hipersensibilidad al contacto, dificultad para tragar, agresividad y automutilación.
En mulas y burros, los signos clínicos como vocalización anormal, hiperestesia, cólico, mordeduras auto infringidas, tendencia a morder otros animales, inquietud y salivación excesiva, son comúnmente observados. También pueden exhibir cola flácida, fimosis, decúbito completo y muerte.
Si bien algunos estudios han demostrado que los burros de trabajo son una fuente importante de transmisión del VR a humanos, debido a los accidentes recurrentes que involucran profundas heridas causados por mordeduras -especialmente en niños-, su ocurrencia aún está limitada a casos aislados en Canadá, China y otros países de África y Oriente próximo.