El consumo de animales y el dilema ético

Las palabras de Joaquín Phoenix, premiado con el Oscar como mejor actor por su papel en el film Joker, alimentan la discusión sobre el veganismo y el especismo. Es un debate ético profundo en el que muchos argumentos enfrentados tienen sustento. Cierto es que evitar el sufrimiento no debe cobijar solo a mascotas y a especies carismáticas. Nunca se verán animalistas protestando en contra de la desratización que se hace por doquier en el planeta. Pareciera cierto aquello que afirma el filósofo español Fernando Savater en el sentido que los animalistas solo abogan por especies carismáticas y bonitas, por que ven «bambis por doquier, muy al estilo Disney».

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Por otra parte es inaceptable desde toda óptica el maltrato animal para satisfacer el arraigo cultural o las necesidades de recreación de la caterva cavernaria que aún puebla este mundo y mantiene aún viva a la tauromaquia. Eso sí, el consumo de animales por parte del ser humano tiene una justificación más difícil de desmontar incluso a partir de estudios evolutivos y ecológicos. Lo anterior, sin negar que mucho debemos avanzar en prácticas que garanticen el bienestar animal en granjas de producción pecuaria y centros de «beneficio».

La industria láctea, tan criticada últimamente por animalistas, tiene prácticas deleznables pero no lo son así todos los sistemas de reproducción asistida y de ordeño. Ese romanticismo excesivo desvirtúa los argumentos más sólidos del animalismo. De igual forma, la frecuente equiparación que de los consumidores de hamburguesas hacen los animalistas resulta un tanto maniquea, ridícula y perturbadora: jamás pueden ser vistos como asesinos! Olvidan además los animalistas y veganos que esa hamburguesa de soya que, al igual que Phoenix y su novia Rooney Mara, arrogantemente degluten, quizás es también causante de la deforestación, la defaunación y el calentamiento global al igual que la ganadería que ha conquistado tantísimos territorios en el mundo entero.

Cierto es que resulta perentorio disminuir el uso de pruebas en animales, pero en casos necesarios (como el reciente brote de coronavirus que asusta hoy en día a toda la humanidad) es vital para salvar a humanos, veganos y no veganos. Eso sí, y ya que se hace referencia al coronavirus, no hay que olvidar que la reciente emergencia es producto del irracional consumo y uso de animales silvestres aupados en creencias tradicionales y prácticas culturales milenarias carentes de cualquier soporte científico.

Igualar a animales y humanos en todos los aspectos, como lo quieren hacer creer los animalistas más radicales, se cae de toda lógica y soporte científico. Seremos parte de una mera cadena alimenticia o no somos otra cosa que una raza egocéntrica y depredadora?

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