La agricultura debe ser repensada
La agricultura es el principal motor de degradación ambiental y pérdida de la biodiversidad. En paralelo a esto, esta milenaria actividad humana no está produciendo suficiente comida nutritiva y diversa.
Más de la tercera parte de la superficie terrestre y cerca del 75% de las fuentes de agua dulce están siendo actualmente utilizadas para la producción de cosechas y la cría de ganado. A nivel global los hábitos alimenticios cada vez se están pareciendo entre sí, ahora recaen más en un puñado de cultivos de cereales como el arroz, el trigo y el maíz, al igual que el azúcar y el aceite. Esto es además una preocupación para la salud pública mundial ya que dietas poco nutritivas son la causa primaria de enfermedades y muerte a nivel global.
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Como resultado de esta homogenización, miles de plantas cultivadas y silvestres no están siendo utilizadas, a pesar de su aporte nutricional. La pérdida de esta variedad de plantas no solo es un asunto nutricional, pues también mella la resiliencia de muchos sistemas alimentarios hacia las plagas, las enfermedades y el cambio climático. Es de anotar que la diversidad genética es crítica para mantener la estabilidad ecosistémica y la resiliencia de de los sistemas productivos. Es por esto que resulta esencial aliviar la pobreza y garantizar la seguridad alimentaria de una forma sostenible.
Claramente la forma en que se produce y se consume está afectando tanto a la gente como al planeta. Es tiempo para repensar la agricultura. Así mismo, la biodiversidad debe ser protegida para proveerle resiliencia a los sistemas productivos. Por fortuna, la misma agricultura es parte de la solución.
Agrobiodiversidad
La agrobiodiversidad (las plantas, los animales y los microorganismos) es mirada con desdén dentro de los lineamientos productivos, las políticas agrarias y ambientales y los agronegocios. Es por esto que mejorar el conocimiento en la agrobiodiversidad alrededor del mundo puede disparar el viraje que debe darse en este aspecto.
Un paso importante es establecer una política que permita la construcción de un índice de agrobiodiversidad como herramienta fundamental para los tomadores de decisiones, las compañías y los inversionistas. La idea es medir esa agrobiodiversidad en las dietas, la producción y los recursos genéticos, para diseñar estrategias concretas para el uso sostenible.
Para disminuir la pérdida de la biodiversidad es necesario mejorar la salvaguarda de la diversidad genética en los cultivos. Esto significa garantizar los fondos para mantener los bancos genéticos alrededor del mundo. Precisamente, la alianza Bioversity-CIAT maneja bancos genéticos en Colombia y Bélgica de plantas de más de 150 países, para preservar la agricultura y la biodiversidad para las futuras generaciones. Estos banco genéticos son capitales para eventos extremos como la reciente pandemia del COVID-19.