Finkeros vs. Ambientalistas: hacia una reconciliación
Primero fuimos cazadores y recolectores, después nos volvimos ganaderos y cultivadores. Desde entonces el uso del suelo en nuestras fincas se ha dedicado esencialmente a la cría de ganado y/o al cultivo de plantas. No obstante lo anterior, en términos generales el conocimiento acerca de la ecología y las actividades agropecuarias es muy superficial e incipiente, se sabe muy poco sobre la relación ganado, cultivos, fauna y flora locales, así como sobre el efecto de las condiciones ambientales sobre animales y cultivos y la influencia de éstos en el cambio de condiciones de los hábitats naturales.
Precisamente lo escaso y fragmentario de este conocimiento sataniza el impacto ecológico de las actividades agropecuarias y limita las posibilidades y actividades para su manejo racional. Bajo este orden de ideas, los ambientalistas consideran estas actividades como generadoras de perturbación sobre los ecosistemas, lo cual supone la desaparición de especies nativas y la invasión de especies exóticas, generando de paso cambios en las comunidades biológicas, la estructura física y la fertilidad del suelo. Lo anterior ha generado una reacción extrema por parte de la comunidad científica del sector ambiental, al excluir las actividades agropecuarias dentro de la búsqueda de mecanismos y procesos ecológicos que mantienen a los ecosistemas naturales. Resulta esto algo exagerado ya que muchas de las fincas productivas en nuestra región son refugio para la fauna silvestre y fuente de recursos naturales; el estudio de esta simbiosis permitiría además dilucidar procesos ecológicos.
Por otra parte, teniendo en cuenta que los sistemas productivos dependen enormemente de los ecosistemas naturales a través de los servicios ecosistémicos (por ejemplo, polinización, ciclo de nutrientes, servicios hidrológicos, conservación del suelo), resulta paradójico entonces que la importancia de los recursos naturales sea frecuentemente mirada con desdén por parte de muchos productores agropecuarios y de la sociedad en general, y que en pocas oportunidades se les da relevancia en la formulación de proyectos productivos agropecuarios. Cierto es que las fincas productivas proveen de alimento y abrigo a la sociedad humana, lo cual es determinante, pero para que esa producción sea sostenible ambiental, social, temporal y económicamente se deben garantizar servicios ecosistémicos y para ello no hay otra opción diferente a conservar los recursos naturales.
Es esencial entonces interesar a los ambientalistas en la ecología agropecuaria y en las actividades productivas que se desarrollan en el campo; de igual forma es perentorio promover dentro de los productores agropecuarios sistemas productivos sostenibles. Esta es precisamente la nueva tendencia, la cual, particularmente a los finkeros, nos permitirá acceder a mercados verdes y diferenciarnos dentro de un mercado global cada vez más competitivo, a la vez que promovemos la conservación de los recursos naturales presentes en nuestras fincas.
Finkeros.com, el portal de las fincas.
Autor: gricoh