¿Cómo le fue al agro en la Nueva Reforma Tributaria?
Revisando lo establecido por la Ley 1607 del 26 de diciembre de 2.012 podemos decir que al agro no le fue tan mal pero le podía haber ido mejor. Comencemos por lo bueno, quizás la mayor de las conquistas haya sido la reducción de la ganancia ocasional, que pasó de más del 30% al 10%, gracias a lo cual seguramente la compra venta de fincas y predios rurales tendrá una mayor dinámica y representará, sin lugar a dudas, una mayor tributación para el Estado, ya que la misma se vuelve más consecuente con la realidad. Es claro que para una persona que esté ofreciendo en el mercado un predio rural, el margen de negociación se amplía por la disminución de la tributación asociada a la venta. Recordemos que el eje fundamental de toda actividad agropecuaria es la tenencia de la tierra, luego todo lo que afecte su adquisición, incide directa o indirectamente en el gremio y en el costo final del producto.
La exoneración de los aportes parafiscales es otra buena nueva gestada en esta Nueva Reforma Tributaria, si bien esta medida cobija a todos los sectores de la producción nacional, es recibida con agrado por los empresarios del campo que son, precisamente, unos de los mayores generadores de empleo a nivel nacional. Era una norma que, tarde o temprano, debía ser reformada, ya que era inconcebible que los empleadores tributaran por el simple hecho de generar empleo.
Ahora vamos con lo malo. Si bien continúan algunos productos de amplio uso en el agro desmontados del Impuesto sobre la Ventas (IVA), y se incorporan a esta lista algunos de particular relevancia en la industrialización del campo (por ejemplo, cierta maquinaria agrícola y herbicidas), es lamentable que aún muchos de estos sean gravados (así sea por el 5%!). En este punto es preciso darle relevancia al hecho de que se establece un impuesto del 5% a maquinaria utilizada en la avicultura y lechería, ¿Cómo es posible que mediante esta medida se piense que el sector avícola y lechero se va a defender de unos TLC´s negociados inequitativamente con EUA, Europa y recientemente Corea del Sur? Recordemos que para tecnificar el campo, y ser competitivos globalmente, es necesaria la incorporación de esa maquinaria que nuestros ilustres legisladores y tecnócratas decidieron gravar.
El hecho de que se hayan desgravado los impuestos al consumo sobre concentrados para animales importados hacia algunos departamentos fronterizos, es un saludo a la bandera. ¿Por qué no se desgravaron para todo el territorio nacional y, en especial, en aquellos departamentos donde se centraliza la producción animal? ¿Acaso con esa medida se pretende incentivar este tipo de producción agropecuaria en aquellos departamentos fronterizos? Vamos entonces a montar importantes desarrollos agropecuarios en el Guainía o en el Vaupés aprovechando la exclusión del IVA para concentrados, pero,¿y la comercialización y las vías y la infraestructura? ¿No sería más importante garantizar primero infraestructura y seguridad en esos departamentos? Lo que se avecina con esta medida es un contrabando desmedido de concentrado desde esos departamentos a los centros de producción pecuaria.
Realmente la Nueva Reforma Tributaria se quedó corta, fue muy tímida e inconsecuente! Lo que esperábamos los diferentes actores del agro era que se desmontaran, de una vez por todas, los gravámenes arancelarios que incrementan el precio de insumos y maquinaria y que continuamente ahorcan al productor y le encarecen la vida al consumidor. Lo que se necesita además es que aquellos que generen empleo y emprendimiento en el agro tengan un régimen tributario especial, consecuente con la imperiosa necesidad a nivel nacional de desarrollar el agro para traer paz, prosperidad y equidad.
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