Razas bovinas criollas colombianas
Colombia es quizás el país latinoamericano que cuenta con el mayor número de razas criollas dentro de la especie bovina. Algunos estudios han aportado conocimiento del fenotipo y del potencial productivo y adaptativo de estas razas criollas, especialmente en cruzamiento con otras razas, como las cebuinas. A pesar de que el origen y los antecedentes de las razas bovinas criollas no están bien claros, se puede afirmar, sin temor a equivocarse, que éstas son producto del apareamiento casi que indiscriminado, hasta comienzos del siglo XX, realizado en el continente americano de los varios tipos de ganado comunes en España en la época del Descubrimiento y Conquista. Las razas bovinas criollas fueron mantenidas en Colombia y prácticamente en todos los países latinoamericanos en una forma que se podría considerar silvestre. Lo anterior ha permitido que en éstas opere una especie de selección natural, prevaleciendo aquellos animales adaptados a un ambiente tropical. Es acá donde radica su importancia desde el punto de vista genético y productivo.
Actualmente en Colombia existen siete razas bovinas criollas (Blanco orejinegro, Casanareño, Costeño con cuernos, Chino santandereano, Hartón del Valle, Romosinuano y San Martinero), producto de ese proceso adaptativo a nuestro medio por más de quinientos años. Además, el país cuenta con dos razas bovinas desarrolladas en su territorio (Lucerna y Velásquez), las cuales tiene un importante componente genético de origen criollo.
Varios estudios han coincidido en la urgente necesidad de mayores esfuerzos en la conservación de las razas bovinas criollas debido a la disminución alarmante en el número de animales, y por consiguiente el peligro de la desaparición de la variabilidad genética en ellas.
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