Serpientes en nuestras fincas: Ojo de gato
La Ojo de Gato (Leptodeira septentrionalis) u ojo de gato norteña, como se le conoce en gran parte de Centroamérica, es una serpiente de tamaño pequeño a moderado, con una longitud máxima conocida de 1 m, aunque el promedio usual de los adultos es 70-85 cm. El cuerpo es delgado y la cabeza grande, ancha y bien diferenciada del cuello, el perfil dorsal del hocico redondeado y la cola moderadamente larga. Los ojos son grandes y la pupila elíptica verticalmente.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Biodiversidad de Costa Rica, esta especie es principalmente arborícola y de actividad nocturna. Por lo general, se le observa sobre la vegetación adyacente a quebradas, arroyos o lagunas, aunque también se moviliza en el suelo. En ocasiones se han encontrado entre cuatro y seis individuos adultos en un mismo árbol, aparentemente en agrupación reproductiva. También es común la presencia de numerosos individuos con el propósito de alimentarse durante los períodos de reproducción masiva de algunas especies de ranas arborícolas de la familia Hylidae.
Esta especie cumple una importante función ecológica. Come ranas, sapos y lagartijas pequeñas. También es un importante depredador de los huevos de ciertas ranas arborícolas del género Agalychnis. Algunos estudios indican que también come huevos de Hyla ebraccata, que son depositados sobre la vegetación baja que crece en las orillas de diversas fuentes de agua. Con cierta frecuencia se le observa devorando los restos de ranas muertas sobre carreteras asfaltadas, durante o después de aguaceros fuertes.
La ojo de gato está ampliamente distribuida desde el sur de Texas en Estados Unidos hasta Perú. Se han descrito tres razas geográficas, de las cuales Leptodeira septentrionalis ornata se extiende desde Costa Rica hasta Panamá, Colombia y el noroeste de Ecuador. En Costa Rica se encuentra en los bosques lluviosos tropicales y subtropicales de la vertiente del Caribe, el Pacífico central y sur y tierras adyacentes a las cordilleras Volcánica Central y de Tilarán, desde el nivel del mar hasta 1.500 m de altitud.
Es una especie de reptil frecuente en fincas que aún conservan remanentes de bosque. Conservarle es una buena decisión ya que de esta forma se garantizan la prestación de sus servicios ambientales.
Foto tomada por Juan Carlos Noreña Tobón.
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