Que no se lo coma el tigre
El conflicto de la fauna silvestre con las comunidades humanas genera problemas económicos, sociales y ambientales. Dentro de su manejo se deben incluir criterios de sostenibilidad.
Sin embargo, la culpa en estos casos no es del animal sino de la ganadería extensiva, el sistema de explotación ganadero predominante en el país y que a través de la historia ha sido desarrollada sin ninguna planeación ambiental. Este tipo de sistema productivo ha favorecido un mayor uso de la tierra con vocación para ganadería y la disminución de las áreas naturales protegidas. La depredación de animales domésticos es una de sus consecuencias ambientales.
Si bien en las ganaderías modernas la depredación no es considerada como la principal amenaza para la actividad productiva, es importante brindar escenarios que planteen soluciones a este conflicto y que promuevan la conservación de los grandes carnívoros.
Diferentes estudios han logrado demostrar que dentro de un ecosistema los depredadores regulan las poblaciones de sus presas naturales y, de esta forma, favorecen la renovación vegetal. En términos prácticos, la conservación de jaguares y pumas en Colombia, tiene un efecto positivo sobre la estructura y el mantenimiento de los bosques.
El éxito en la implementación de estas medidas radica en la participación de las comunidades locales, así como en la capacidad de gestión de las entidades gubernamentales y privadas. Resulta importante desarrollar campañas de educación en las cuales se genere conciencia ambiental para conservar el hábitat de los grandes carnívoros, se entienda la cacería como una actividad que genera perjuicio indirecto a largo plazo y se valoren a los grandes carnívoros como especies que representa un alto valor ambiental y cultural.
Parte de estas estrategias han comenzado a implementarse en Colombia por organizaciones como Panthera Colombia, que promueven el uso amigable de la tierra con los depredadores y asesoran a ganaderos para lograr manejo de ganado antidepredatorio. Recientemente el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, promovió un encuentro a nivel nacional, en el que participaron entidades estatales y organizaciones no gubernamentales, con el fin de construir un plan nacional para el manejo del conflicto entre la fauna silvestre y el ser humano.
Es claro que los depredadores llegaron primero que el ganado, por lo que los sistemas productivos son los que se tienen que adaptar a las condiciones naturales y no a la inversa.
En la medida en que en Colombia haya fincas ganaderas amigables con el jaguar o el puma, se generará un valor agregado al producto final ofrecido al consumidor. De esta forma, este tipo de sistemas productivos puede garantizar sostenibilidad en aspectos ambientales, sociales y económicos.