¿Cuáles son las soluciones a las malezas?
La lucha contra las malezas, bajo los sistemas tradicionales, parece haberse perdido. La solución está en el manejo innovador y en el conocimiento ecológico de las mismas.
A nivel mundial, y particularmente en los trópicos, existe una creciente aparición de malezas tolerantes. Son las que toleran altas dosis de los herbicidas más utilizados, lo que les permitió ir ganando terreno año a año, ante la falta de respuesta de quienes gestionan el agroecosistema.
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Dentro de este grupo de malezas tolerantes que han sabido ganar terreno vale mencionar a Borreria y Gomphrena, dos especies relativamente nuevas para nuestros sistemas agrícolas, con muy escasas soluciones de control químico hasta el momento. Los Chloris y Trichloris también presentan alta tolerancia a glifosato y generan inconvenientes productivos.
Rama negra (Conyza bonariensis), por su parte, es con seguridad el estandarte de las malezas tolerantes. En Brasil ha sido denunciada su resistencia a glifosato, pero aquí esto aún no ha sido confirmado y se presenta como un caso de tolerancia. Esta especie creció exponencialmente los últimos años y obligó a repensar el manejo del sistema. Se suele decir que Rama negra fue para el manejo de las malezas lo que Roya fue para las enfermedades en el café, que más allá de su daño permitió descubrir otras fallas de manejo y obligó a prestar más atención a lo que antes pasaba desapercibido.
Por supuesto que malezas tolerantes hay varias más, dentro de las más mencionadas se encontrarían Viola, Commelina, Parietaria, Malva y Senecio, aunque cada zona y sistema productivo tiene las propias.
Ahora bien, la causa de uno u otro problema es diferente. Las resistencias surgen, en la mayoría de los casos, del uso repetido de herbicidas como única herramienta de manejo, más aún herbicidas con igual modo de acción. Las tolerancias son características propias de la especie que le permiten sobrevivir a determinada dosis de herbicida que resulta letal para un número importante de especies.
Las soluciones no son sencillas, se necesita un cambio de manejo integral del sistema, buscando la prevención del problema y un manejo exhaustivo donde ya hay biotipos resistentes y tolerantes. Prevenir significa adoptar prácticas de manejo antes que el problema aparezca.
Sin duda que esto puede parecer ilusorio cuando el horizonte de planificación es una campaña, pero las malezas no entienden de esto y tienen todo el tiempo necesario para avanzar. Las malezas son parte del agroecosistema y así deben manejarse, las soluciones puntuales, sencillas, baratas, solo traerán nuevos problemas. Con tecnología vendrán soluciones, con ingenio muchas más.