Ahogados en leche
La exportación de leche y la diversificación pareciera ser el camino para los productores de leche. La industria debe adaptarse a los cambios en el mercado lechero y a las fluctuaciones ambientales.
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La disminución en el precio de la leche que la industria paga al productor, la reducción en el acopio, las importaciones del lácteo y la falta de políticas que beneficien la actividad han sido los detonantes de la crisis lechera que en la actualidad se vive en Colombia. Todo esto en medio de un escenario de sobre producción interna.
Precisamente, desde Asoleche, asociación que reúne a procesadoras y productoras de leche, se asegura que el exceso en la producción se registra principalmente por causas climáticas especiales durante este año; en primer lugar frente a la llegada del fenómeno de El Niño, cuando la industria se abasteció del producto, y esto incrementó las compras en el mercado interno. A esto se suma que, debido a que el fenómeno de las heladas en la sabana de Bogotá (una de las principales regiones lecheras del país) no se presentó en los primeros meses del año, la producción lechera se mantuvo a buen ritmo.
Ante estas circunstancias, los productores de leche, que en Colombia suman más de 450.000, exigen al gobierno un control a las importaciones de este producto y la regulación de los costos de los insumos necesarios dentro de la producción lechera. Ante el escaso margen de maniobra que asegura tener el gobierno nacional, cada vez parecen más serias las amenazas de un paro lechero. Pero el problema no es nuevo, es parte de la historia ganadera del país.
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En Colombia se producen cerca de 6 mil millones de litros de leche al año, pese a esto, el consumo del producto no es el suficiente para los estándares de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), que señala que en un país se deben consumir 170 litros de leche per cápita al año, mientras que en Colombia solo se consumen 140.
Frente a este escenario, en el que hay excedentes de producción lechera en el país y se evidencia un bajo consumo per cápita, se han planteado varias alternativas. Al respecto, el gremio lechero le hizo un llamado al gobierno nacional para gestionar políticas públicas claras con las cuales se aumente el número de exportaciones, y se logre evitar la pérdida de producto, o la caída de precios. En entrevista con RCN. Jorge Andrés Martínez, presidente de Asoleche, insistió en que Colombia tiene toda la capacidad para sostener la demanda interna, y además puede incursionar a gran escala en la exportación de leche en polvo.
“Colombia debería tener un sector que se enfoque en el crecimiento del mercado interno, y poder exportar los excedentes de producción lechera que se presentan tradicionalmente, y para lo cual no contamos con las herramientas de política pública para en su momento tomar las decisiones del caso y poder evacuar los excedentes, y así aliviar esta situación coyuntural que se presenta”, precisó.
A esto se suman iniciativas de la empresa privada que sostienen que el camino está en la diversificación. En este sentido, Cristina Frieri, directora de mercadeo de Parmalat Colombia, asegura que se le debe ofrecer al consumidor colombiano un amplio portafolio de productos. Este tipo de iniciativas puede ser también implementado por pequeños productores lecheros que busquen darle un valor agregado a su producción. Es cuestión de emprendimiento sostenido y de visión a largo plazo.
Sin embargo, para ambas alternativas (exportación y diversificación) que se plantean dentro del sector lechero, hacen falta más que buenas voluntades. Se hace necesaria inversión estratégica de recursos en tecnología, innovación y mercadeo. Estos recursos deben salir del Fondo Nacional del Ganado (uno de los fondos agropecuarios con más dinero en el país) que hasta la fecha ha sido administrado, con evidentes irregularidades, por la Federación de Ganaderos de Colombia (Fedegan).
Así las cosas, todo parece más claro. O quizás se avizora más preocupante, ya que el problema radica en la gestión de ese dinero. Lamentablemente depende de decisiones políticas. He ahí el verdadero problema.