Corpoica y sus logros no tan aparentes

En la columna de opinión en el periódico Portafolio, Juan Lucas Restrepo, director ejecutivo de la Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria (Corpoica), enumera los diez principales logros de la entidad en los últimos cuatro años. Sin el ánimo de desconocer los evidentes avances que ha tenido Corpoica en el gobierno Santos, y con el fin de corroborar o desmentir lo dicho por Restrepo, hacemos una revisión de cada una de ellas.

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1. Recuperar la confianza: el sector agropecuario confía en Corpoica y en su capacidad para aportarle al agro; y así vamos recuperando la confianza en nosotros mismos.

Para llegar a esta conclusión, Corpoica debió haber hecho una encuesta entre los productores agropecuarios que soportara esta afirmación. De tal forma que, para que el sector agropecuario confíe en Corpoica se necesita primero que los productores sepan qué hace exactamente Corpoica. La gran mayoría de productores que consultamos desconocen la entidad y no saben la diferencia entre Corpoica y el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA).

2. Fortaleciéndonos: comenzando por el capital humano, que pasó de 64 a 105 investigadores con doctorado, hemos mejorado la infraestructura de nuestros centros de investigación, equipamiento y cobertura territorial.

Este es uno de los grandes aciertos de Corpoica, por primera vez se hizo un esfuerzo para ampliar la nómina de doctores. Pero se necesitan más. Esperamos ver además sus trabajos de investigación publicados en las principales revistas científicas y difundidas efectivamente a toda la comunidad.

3. Gestión de conocimiento en redes: la manera como nuestros investigadores se relacionan entre sí con otros investigadores y actores en el ámbito internacional, nacional y territorial, para contribuir al cambio técnico sectorial, es innovadora y promete un gran impacto.

Este tipo de networking es propio de todos los ambientes de investigación, luego es algo inherente, pero de innovador no tiene nada.

4. Ley 1731 de 2014: aclaró nuestra naturaleza como entidad del Estado, nos otorgó un mandato para priorizar las necesidades en ciencia y tecnología de los pequeños productores, y mejoró la certidumbre y forma como el presupuesto de la nación nos financia a través del Minagricultura, en función de metas y resultados.

Se excede Restrepo al sostener que hay certidumbre sobre el presupuesto destinado a la investigación agropecuaria. No nos digamos mentiras,hasta que no haya una verdadera política rural y de ciencia y tecnología en Colombia, no se puede tener certeza de nada.

5. Productos tecnológicos: registramos 36 productos –entre materiales genéticos y bioproductos– que comienzan a ser aprovechados por los agricultores. A estos se suman modelos de producción y cientos de recomendaciones tecnológicas y documentos técnicos disponibles, que están distribuidos de forma gratuita en plataformas TIC y otros formatos.

Si bien es cierto el avance que Corpoica tuvo sobre los productos tecnológicos, se requiere identificar aquellos que impactan seriamente los costos de producción de las principales actividades agropecuarias en Colombia.

6. Servicios tecnológicos: los productores tienen a su disposición una red de recibo de muestras y entrega de resultados del análisis de sus suelos, a través de Centros de Servicios Servientrega en 780 municipios, de forma oportuna y a bajo costo, a la que se suman otros servicios de laboratorio útiles para el agro.

Bienvenido este logro.

7.  Soporte a la asistencia técnica: la comunidad de asistentes técnicos agropecuarios Linkata apoya el diálogo y aprendizaje de más de 4.700 miembros, y trabajamos sistemáticamente en jornadas de actualización tecnológica y desarrollo de modelos y herramientas para mejorar la efectividad en la relación entre el asistente técnico y el productor agropecuario.

El extensionismo rural en Colombia vive en el limbo y hasta que este tema no se resuelva, esa relación asistente técnica y productor agropecuario parece muy difusa.

8. Plan Semilla: con el Ministerio de Agricultura, el ICA y el Sena desarrollamos una estrategia para mejorar la calidad y sanidad de las semillas de la economía campesina, así como fortalecer las capacidades de organizaciones locales para su conservación, multiplicación y comercialización en los territorios.

Este tema está todavía en pañales. De aquí a que el productor reciba estos beneficios, pasarán muchos años.

9. Trabajo colaborativo: entendemos que para cumplir con nuestra misión debemos colaborar y apalancarnos con las capacidades de terceros. Por eso cada vez más entidades internacionales como Embrapa, Cirad o el Ciat, las nacionales Cipav y Cenipalma, o universidades como Nariño, Pamplona y Tolima, son aliados que vamos integrando (o nos van incorporando) para lograr resultados en modelos gana-gana.

Es un buen avance, pero en Colombia hay más de cincuenta universidades que ofrecen programas académicos relacionados con el agro y urge involucrarlos a todos.

10. Tirar línea: comprendemos que no solo debemos definirnos y organizarnos frente a nuestro entorno, sino que hay que tratar de influirlo positivamente en función de promover un sistema de ciencia, tecnología e innovación agropecuaria eficiente, pertinente y efectivo. En ese sentido, apoyamos al Ministerio de Agricultura y a Colciencias, proponiendo elementos para sus políticas y programas, y ponemos propuestas en la mesa de escenarios relevantes para estos temas como la Misión para la Transformación del Campo.

Es cierto que el gobierno Santos ha hecho algunos significativos avances en cuanto a inversión para el campo se refiere. Ya no vivimos los aciagos tiempos del Agro Ingreso Seguro, pero tampoco hay mucho que celebrar. Basta recordar que el presupuesto para el agro para el 2016 parece que va a ser menor que lo previsto, y sin dinero es muy difícil avanzar en ciencia, tecnología e innovación agropecuaria.

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