Varroasis, el terror de las abejas
Existen numerosos ácaros que parasitan a los insectos y Varroa jacobsoni es uno de ellos. Este ectoparásito afecta a las abejas (Apis mellifera), produciendo una enfermedad conocida con el nombre de varroasis.
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El impacto de esta enfermedad depende del grado de infestación de las colonias de abejas. Una baja cantidad de ácaros causan pequeños daños, mientras que un gran número, puede llegar a producir la eventual muerte de la colonia.
La varroasis es una enfermedad que prácticamente arruina a la apicultura comercial cuando no está debidamente controlada. El ácaro que produce esta enfermedad fue descubierto por en la Isla de Java (Indonesia), en 1904.
Al introducirse por primera vez la V. jacobsoni en una región o país, la enfermedad se logra hacer evidente sólo a los 2 o 3 años después de su ingreso. Esto se debe, a que en un principio existe una baja cantidad de ácaros, pero con el tiempo aumentan llegando a producir signos y síntomas evidentes de la enfermedad.
La V. jacobsoni es de fácil identificación, debido a su tamaño y por su color marrón rojizo. Tiene cierto parecido con una garrapata y se adhiere en las placas ventrales de las abejas. Su acción parasitaria directa consiste en la succión de la hemolinfa (sangre) de larvas y abejas adultas, preferiblemente los machos (zánganos) por su mayor tamaño.
La enfermedad puede producir daños visibles como abdomen de menor tamaño y deforme, alas deformadas y hasta ausencia de las mismas. Igualmente actúa debilitando a las larvas, las cuales mueren en el interior de la celda por acción de virus, hongos o bacterias transmitidas por los ácaros. Recientemente se logró determinar que la varroa puede transmitir los virus de parálisis aguda (APV) y de la cría ensacada (SBV) que también afecta a las colonias de abejas.