El tití gris, un pequeño mono colombiano que se resiste a desaparecer
Por Mongabay Latam/Guillermo Rico
- El tití gris es uno de los primates colombianos cuya conservación se encuentra más comprometida.
- Si bien es cierto que el tití gris se ha adaptado a sobrevivir en hábitats altamente fragmentados y degradados, se requiere la urgente implementación de estrategias para su conservación.
- La alteración de su hábitat natural y otros factores como la cacería y el comercio ilícito han puesto en riesgo la supervivencia de las poblaciones naturales del tití gris.
Los primates son importantes para la conservación de los bosques tropicales. Representan una proporción significativa de vertebrados frugívoros y folívoros dentro de las comunidades biológicas del trópico y son innegables dispersores de semillas entre fragmentos de bosque. A pesar de la comprobada relevancia que tienen para el ecosistema muchos de los primates están en peligro de extinción. El tití gris (Saguinus leucopus) es uno de ellos.
De acuerdo con la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), las principales amenazas de los primates colombianos son cacería, pérdida de hábitat y presión por actividades humanas. Las tres se ensañan contra este pequeño primate que solo existe en Colombia.
Una especie en peligro de desaparecer
El tití gris es un pequeño primate arborícola endémico de Colombia que se ha adaptado a sobrevivir en hábitats altamente fragmentados y degradados. Su área geográfica natural de por sí restringida, está localizada en la región central de los Andes, entre los 0 y los 1500 ms.n.m. Su distribución es de tan solo aproximadamente 29 000 kilómetros cuadrados en los departamentos de Tolima, Caldas, Antioquia, Córdoba, Sucre y Bolívar, sobre la margen izquierda del río Magdalena.
De acuerdo con un estudio de la Universidad Javeriana de Bogotá, la cobertura vegetal en el área de distribución de este primate, principalmente bosques húmedos tropicales, ha disminuido en un 85 %. Del bosque nativo remanente, un 80 % es bosque en regeneración en diferentes estados de sucesión.
Esta es una de las regiones donde se reporta la mayor cantidad de hábitat perdido por actividades como ganadería, construcción de infraestructura y expansión urbana. Para el primatólogo Thomas Defler, precisamente su limitada distribución y la reducción y fragmentación de su hábitat, son los principales factores por los cuales está actualmente categorizada como una especie en peligro de extinción. No en vano, la Lista Roja de Especies Amenazadas de la UICN considera que las poblaciones naturales de la especie están disminuyendo.
En efecto, bajo los criterios de la UICN se considera al tití gris en la categoría En Peligro. Esto ha llevado a que algunos investigadores consideren que esta especie está en grave peligro de desaparecer, producto dentro muchos factores, de su baja variabilidad genética.
Para Defler el tití gris está en peligro porque, además, se encuentra en una zona con alto impacto por actividades humanas. La especie soporta una alta presión por cacería, ya que los individuos son frecuentemente vendidos como mascotas.
Viviendo en un hábitat fragmentado
Por una estrecha carretera que conecta la autopista Bogotá-Medellín con el municipio de Victoria, departamento de Caldas (centro del país) se puede llegar a los parches de bosques que son hábitat natural de esta especie. Durante el trayecto se observa a lado y lado de la vía la transformación que ha tenido el paisaje: lo que antes era bosque tropical se ha ido convirtiendo en potreros para ganadería y cultivos de diversos frutales.
Esta situación ha contribuido a la fragmentación del hábitat del tití gris. Si bien algunos grupos pueden alcanzar cercas vivas o líneas arbóreas protectoras de quebradas o incluso cultivos mixtos, la poca conectividad de los bosques de la región puede llevar al aislamiento de algunos grupos de la especie y aumenta la probabilidad de que este pequeño primate sea cazado o se constituya en víctima del tráfico ilegal de fauna silvestre.
Varios primatólogos coinciden en que la fragmentación de hábitat puede influenciar la ecología alimentaria de los primates, especialmente en aquellos escenarios donde la perturbación de su hábitat original afecta la presencia, abundancia, distribución y fenología de su alimento.
Alba Lucía Morales, bióloga que ha trabajado por la conservación del tití gris en Colombia, sostiene a Mongabay Latam que “el problema es que el tití gris vive en el centro del país. Esta área alberga la mayor concentración de poblaciones humanas. Por lo tanto, su hábitat ha sido altamente modificado y destruido”. En efecto, la especie se encuentra en una zona con alta actividad de colonización donde los animales son vendidos frecuentemente como mascotas para los mercados de Bogotá y Medellín.
A esto se le suma que la especie no se encuentra bien protegida en Colombia en ninguna reserva del Sistema de Parques Nacionales, con la excepción del Parque Nacional Selva de Florencia que protege una población muy reducida.
A pesar de este escenario tan desalentador para la especie, un estudio realizado por investigadores de la Universidad Nacional de Colombia, de la Universidad de Caldas y de la Sociedad para la Conservación de la Vida Silvestre en esta zona concluyó que el tití gris sobrevive en estos ambientes, probablemente porque a pesar de su perturbación, aún existen algunos de los requerimientos necesarios para su supervivencia, tales como sitios de refugio, desplazamiento y alimentación.
Precisamente, la familia Callitrichidae, a la que pertenece este pequeño primate, se caracteriza por exhibir una habilidad particular para adaptarse a ambientes perturbados y urbanizados.
Según investigadores de la Universidad de Antioquia y del Zoológico Santa Fe de Medellín que estudiaron la especie en el departamento de Antioquia (occidente del país), los corredores naturales existentes en la zona de estudio conectan zonas aisladas de bosque. Esta es una de las principales herramientas para el manejo y conservación del tití gris, ya que estos corredores establecen puentes de circulación de los individuos de la especie entre hábitats, lo que conlleva a la ampliación del territorio vital del tití gris y permite que se incremente el tamaño de las poblaciones por el intercambio genético entre individuos aislados de la misma especie.
Traficados como mascotas
El tití gris pesa menos de medio kilogramo y es más pequeño que un gato doméstico. Su pelaje café plateado y su expresión casi humana le confieren una belleza particular que, paradójicamente, lo ha llevado a ser uno de los primates preferidos por los traficantes de fauna silvestre en Colombia.
De acuerdo a datos de la Unidad de Rescate y Rehabilitación de Animales Silvestres de la Universidad Nacional de Colombia con sede en Bogotá, el tití gris está dentro de los primates más traficados del país. La especie frecuentemente llega a los diferentes centros de recepción y rehabilitación de fauna silvestre incautada a traficantes ilegales.
Varios conservacionistas coinciden en que, además de la destrucción del hábitat, una de las amenazas directas para la especie es el tráfico ilegal de individuos como mascotas. La ciudad de La Dorada, en el departamento de Caldas, ha sido identificada por la Corporación Autónoma de Caldas y la Policía Nacional como uno de los principales centros de acopio y de distribución de titís grises arrebatados de su hábitat natural por personas inescrupulosas tentadas por el dinero ilegal.
La autopista Bogotá-Medellín es considerada un punto donde las bandas dedicadas al tráfico ilegal de fauna comercializan la especie. También lo hacen en vías secundarias como las que comunican a los municipios de Victoria y Samaná (departamento de Caldas) y Falan, Fresno y Mariquita (departamento de Tolima). Los traficantes también utilizan vías fluviales, especialmente el río La Miel, para hacer la extracción de los animales.
Población cautiva
Muy lejos de su hábitat natural, en la sabana de Bogotá, a 2600 ms.n.m, dos títis grises se alimentan de frutas y tenebrios mientras otean sigilosos a un grupo de visitantes del Bioparque Wakatá, que los tratan de identificar en medio de una enramada dentro de su encierro. Leonardo Arias, veterinario de este zoológico, dijo a Mongabay Latam que esta pareja se ha adaptado bien a las condiciones de cautiverio y forma parte del programa de conservación coordinado por la Asociación Colombiana de Parques Zoológicos y Acuarios (ACOPAZOA) y la Asociación Europea de Zoológicos y Acuarios (EAZA).
Según ACOPAZOA, nueve zoológicos de Colombia cuentan dentro de su colección con individuos de esta especie y desarrollan actividades para su conservación in situ.
No obstante, su manejo y reproducción no ha sido cosa fácil. De acuerdo con información de ACOPAZOA, cuando se empezó a mantener individuos de tití gris para su reproducción y conservación el tiempo de supervivencia de las crías en cautiverio no superaba los tres meses y la tasa de mortalidad en todas las edades era bastante elevada.
Igual limitante ha tenido la población de la especie, proveniente del tráfico ilegal, que es albergada en centros de recepción y rehabilitación de fauna silvestre del país. Para Morales “alrededor del 90 % mueren en estos centros de rescate por muchas enfermedades y problemas comportamentales”.
La lucha para su conservación
Debido a las dificultades encontradas para la conservación in situ y ex situ de esta especie, se estableció en 2005 un programa de conservación del tití gris coordinado inicialmente a nivel internacional por la Asociación Europea de Zoológicos y Acuarios (EAZA) y en Colombia por ACOPAZOA. En los primeros años se trabajó en conjunto con la Fundación Biodiversa y a partir del año 2010 con Wildlife Conservation Society.
La estrategia de conservación in situ del programa ha incluido estudios sobre la distribución, uso de hábitat disponible, densidad de la población, efectos de la fragmentación sobre la variabilidad genética, mapa genético y estado de salud, para conocer la situación real de la especie en vida silvestre. Adicionalmente, se ha trabajado sobre el diseño de corredores de hábitat para el tití gris.
Como parte de la estrategia de conservación ex situ se inició un programa de cría en cautiverio, en donde están participando los zoológicos colombianos que tienen la especie en su colección. En concreto, el programa ha apoyado la construcción de jaulas diseñadas para el alojamiento de la especie en los diferentes zoológicos, lo cual ha contribuido directamente a su reproducción en cautiverio. Adicional a esto se han estandarizado técnicas y manuales para su correcto manejo ex situ tanto en zoológicos como en centro de rehabilitación y reintroducción de fauna silvestre.
Aunado a esto, la estrategia educativa ha abarcado los dos componentes: ex situ e in situ. Según ACOPAZOA se han realizado campañas educativas en todos los zoológicos de Colombia, para intentar mitigar el tráfico de fauna, aprovechando el público visitante. Se ha buscado crear conciencia en la gente sobre la necesidad de conservar la especie y denunciar el tráfico ilegal del tití gris.
Todo lo anterior evidencia que, si bien es cierto que se ha avanzado en la conservación de la especie, falta mucho por hacer. El tiempo avanza contra el tití gris. El hábitat natural de la especie se sigue perdiendo. Los traficantes ilegales insisten en comercializarla. Las autoridades continúan en la búsqueda de alternativas para frenar su comercio ilegal. Los conservacionistas avanzan en el conocimiento de la especie y en entender su adaptabilidad a hábitats fragmentados. Los zoológicos afinan metodologías para su reproducción y conservación. Las campañas de educación siguen haciendo eco en la comunidad. Mientras todo esto sucede, el tití gris se resiste a desaparecer.