La tierra es la inversión más segura
¿En qué invertir? Esta es quizás una pregunta recurrente que surge en nuestras cabezas cuando tenemos excedentes de utilidad. En el mercado existe una infinidad de alternativas de inversión, las cuales básicamente fluctúan entre riesgo y rentabilidad; es decir, la premisa financiera es que a mayor riesgo mayor rentabilidad, y viceversa. Es claro además, que dentro de la toma de decisiones de inversión, depende la naturaleza del inversionista (tiempo deseado de la inversión, riesgo y capital a invertir). Es importante hacer entonces un análisis previo a cada una de las alternativas de inversión que tenemos a la mano.
Lo más sencillo puede ser cruzar la calle, abrir una cuenta bancaria y esperar un rendimiento financiero casi que inexistente, que a veces incluso insulta nuestra inteligencia. Es importante en este caso tener en cuenta todos los gastos, comisiones bancarias e impuestos (4 x 1000) por los que debemos pagar. Esta alternativa de inversión puede llegar a ser tan mala, en términos de rendimientos financieros, que dependiendo del dinero que tengamos invertido, lo recibido por intereses en un periodo determinado, puede ser incluso menor que lo asumido por gastos, impuestos y comisiones bancarias.
En los bancos también podemos abrir un Certificado de Depósito a Término (CDT) y esperar un rendimiento a un plazo establecido. En este caso particular, el dinero no está “a la vista”, es decir, que no podemos disponer de este cuando lo queramos. Adicionalmente, es importante anotar que debemos estar prestos a la fecha del vencimiento del CDT ya que si la dejamos pasar tendremos que esperar un periodo igual para reclamar nuestro dinero. En todo caso, la rentabilidad que ofrecen los CDTs hoy en día, no supera la rentabilidad que pueden ofrecer otras alternativas dentro del mercado real o financiero.
También se pueden invertir en acciones o fondos administrados por sociedades de inversión regidas por la Superintendencia Financiera u otras entidades de control. En estos casos, es usual que el financial planner nos ofrezca diferentes portafolios o papeles financieros que usualmente tienen una rentabilidad variable y un periodo de vencimiento establecido. Igualmente, le sugieren a uno invertir en acciones de empresas las cuales ofrecen también una rentabilidad sujeta a las variables y a la volatilidad del mercado de capitales, es decir, una empresa se puede quebrar de la noche a la mañana, por decisiones tomadas por la junta directiva, viéndose perjudicados todos los accionistas (sin derecho a reclamación). Así las cosas, para nuestra consideración, en este tipo de inversión, el punto de discusión va más allá de la rentabilidad ofrecida, lo que más nos debe preocupar es la seguridad de la inversión. Para nadie es un secreto que a pesar de existir entidades que regulen y controlen el mercado de capitales, uno como inversionista minoritario está a merced de la voluntad y de los intereses creados dentro de los círculos de poder que manejan este tipo de mercado. Ejemplos hay muchos: Enron, Lehman Brothers, Banco del Pacífico, Interbolsa, en fin, uno como inversionista de a pie, por así llamarlo, no tiene la información y en la práctica, si uno decide irse por este tipo de inversión, debe tener presente que se debe estar dispuesto a que hagan lo que quieran con nuestro dinero. Es tan alto el riesgo y la volatilidad de este tipo de inversiones, que lamentablemente en ocasiones escuchamos de corredores de bolsa que se suicidan por fracasos financieros, ¿cuándo se escucha de suicidios de agentes inmobiliarios? Pero bueno, hay quienes gustan vivir con la adrenalina al tope.
Existe también la opción de invertir en el mercado real, es decir en mercancías o en nuevos emprendimientos o negocios comerciales de toda índole. Generalmente este tipo de alternativas ofrecen una rentabilidad más atractiva que las ofrecidas en el sector financiero; de hecho éste le presta dinero al sector real, luego es de suponer que la rentabilidad debe ser superior. El problema en este caso radica en la seguridad que se le ofrece al inversionista y en la bondad misma del negocio. A cualquiera de nosotros nos puede llegar el amigo de un amigo ofreciéndonos invertir en mercancía importada de China para ser distribuida comercialmente y esperar una atractiva tasa interna de retorno. El meollo del asunto resulta es en la responsabilidad de quien maneja nuestra inversión y la operación comercial; no nos digamos mentiras, por más contratos que tengamos firmados y avalados ante Notario Público, cuando uno se decide por este tipo de inversión se corre un gran riesgo. Cabe recordar además que, más emprendimientos de inversión en el sector real, de los que uno podría pensar, resultan en una estafa o en un acto ilegal; no está lejos de nuestra memorias el caso DMG y el de otras tantas captadoras ilegales de dinero que llevaron al traste el patrimonio de muchas familias.
Si en realidad buscamos la inversión más balanceada, es decir que nos ofrezca una rentabilidad atractiva y nos garantice la seguridad de la misma, no lo debemos pensar dos veces, la respuesta es invertir en tierra. Dependiendo del inmueble en el que uno invierta, se puede obtener una rentabilidad producto de la misma actividad realizada en éste (arrendamiento, alquiler, producción agropecuaria), así como una valorización de la propiedad dentro del mercado de finca raíz. Es decir, al invertir en tierra podemos desarrollar un negocio comercial o una actividad productiva y a la vez incrementar nuestro patrimonio, gracias al mayor valor que adquiere el predio en el mercado. Una ventaja adicional dentro de este tipo de inversión, es que se tiene el control de la misma, en efecto, después de haber registrado una escritura de compraventa correctamente, nadie nos puede quitar la posesión y tenencia.
Cuando decidimos invertir en tierra lo podemos hacer en inmuebles urbanos, los cuales tienen un mayor costo de adquisición, de mantenimiento y suponen además una mayor tributación. Nuestra sugerencia entonces, es invertir en predios rurales, es decir fincas, lotes rurales, lotes en conjunto cerrado, casas campestres, etc… Lo anterior lo hacemos con fundamento: este tipo de inversión tiene un menor costo porcentual de adquisición en comparación con los inmuebles urbanos (el metro cuadrado urbano es más costoso que el metro cuadrado rural), usualmente los inmuebles urbanos tienen una valorización adquirida que se imputa dentro del costo de adquisición, el potencial de desarrollo de un predio es mucho mayor cuando se trata de uno rural, predios urbanos cada vez hay menos, los costos de servicios públicos son menores en los predios rurales, las políticas económicas de seguridad alimentaria han convertido en estratégica la inversión en predios rurales; en fin, los argumentos inclinan la balanza hacia la inversión en fincas y predios rurales.
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Finkeros.com, el portal de las fincas.