A luchar contra el cambio climático
Cuando uno se enfrenta contra un fuerte adversario como el cambio climático, es mejor tener al lado verdaderos “pesos pesados”. Esa forma prudente de pensar propició que el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT) celebraran un nuevo acuerdo colaborativo. Firmado en la sede principal del BID en Washington, D.C., este memorando de entendimiento amplía el escenario para la integración con actores clave en la investigación agrícola en toda América Latina y el Caribe (ALC).
El lenguaje de este acuerdo y los documentos relacionados no utiliza exactamente términos de combate: “Nosotros los suscritos por medio de la presente declaramos…” etc. Sino que más allá de la jerga legal, se nota que las dos organizaciones han asumido el compromiso de posicionar a ALC en el debate global de mayor envergadura acerca de la agricultura y de movilizar la ayuda oficial para el desarrollo que pueda contribuir a que el sector prospere en esta región. Las oportunidades de colaboración entre socios son numerosas.
A continuación se señalan algunos de los esfuerzos conjuntos que el BID y el CIAT están explorando, a medida que luchan para aprovechar al máximo la capacidad excepcional de la agricultura de ALC para alimentar el mundo. En el primer “round”, realizarán una evaluación regional integral de la vulnerabilidad de la agricultura ante los impactos del cambio climático, partiendo de previos análisis del BID.
El trabajo inicial concluyó que el cambio climático podría tener impactos negativos significativos en cultivos clave, con pérdidas en exportaciones agrícolas que podrían oscilar entre US$32 y $54 mil millones anuales para 2050. En otras palabras, el cambio climático amenaza con dejar un enorme agujero en la “despensa global” de América Latina, socavando de esta manera el enorme potencial de la región para ayudar a lograr la seguridad alimentaria mundial. Cómo desarrollar este potencial, fue el tema central de una publicación reciente preparada y dada a conocer por el BID en asocio con Global Harvest Initiative.
En alerta para localizar zonas agrícolas vulnerables, los socios explorarán el uso del conjunto más actualizado de modelos climáticos globales para analizar los impactos proyectados del cambio climático en maíz y soya y muchos otros cultivos. Los investigadores también realizarán experimentos en campo en las instalaciones de investigación del CIAT en Colombia para determinar el efecto de las temperaturas superiores del suelo en las semillas de los cultivos. El CIAT aporta a este trabajo un alto nivel de conocimiento y experticia en su capacidad como centro líder del Programa de Investigación de CGIAR sobre Cambio Climático, Agricultura y Seguridad Alimentaria (CCAFS). Asimismo, el BID y el CIAT explorarán el uso de un modelo económico de vanguardia para evaluar cómo los cambios en los rendimientos podrían afectar el futuro panorama de mercado de cultivos clave.
Este análisis a su vez podría aportar la base para realizar estudios de caso detallados que perfilen las consecuencias sociales del cambio climático para las comunidades vulnerables en términos de variables como precios de los alimentos, ingresos rurales y desnutrición infantil. Los socios difundirían ampliamente tanto los resultados de la investigación como los métodos empleados para generarlos, fortaleciendo al mismo tiempo las capacidades nacionales para llevar a cabo este tipo de análisis.
¿Pero qué hacer con los cultivos que tienen pocas oportunidades frente al cambio climático? En las últimas décadas, algunos países (en particular Argentina, Brasil y México) han adquirido una fortaleza impresionante para la investigación agrícola, incluida la biotecnología moderna, que les permitirá crear cultivos resilientes al clima para el futuro, con rasgos como la tolerancia a la sequía y a las inundaciones. Sin embargo, otros países en ALC poseen capacidades más moderadas para el mejoramiento de cultivos.
Con el propósito de brindar a Colombia, Ecuador y Perú la oportunidad de salir adelante por encima de sus posibilidades actuales contra el cambio climático, el BID y el CIAT están sondeando formas de conectar a los investigadores a través del desarrollo de una plataforma regional de biociencias en el CIAT. La plataforma, que ofrece avanzadas capacidades en genómica, bioinformática, transformación genética y áreas afines, puede contribuir a crear excelentes oportunidades para que los investigadores de estos países capitalicen su inmensa riqueza de recursos fitogenéticos, generando así importantes beneficios para los agricultores y consumidores.
La puerta también está abierta para esfuerzos dirigidos a promover medidas adaptativas en las zonas de alto riesgo de cambio climático, en especial en Haití y la región del Trifinio de Centroamérica, en donde se encuentran las fronteras de El Salvador, Guatemala y Honduras. Una iniciativa paralela llamada “20 por 20” intentará refrenar una fuerza central que impulsa el cambio climático en primer lugar. A diferencia de otras regiones, ALC genera emisiones de gases de efecto invernadero primordialmente por causa del cambio en el uso de la tierra (en particular por la deforestación), que corresponde a más de dos terceras partes de las emisiones totales de la región. Para hacer su parte en lograr la estabilización del clima global para 2050, ALC debe restaurar millones de hectáreas de tierra degradada por medio de acciones como la reforestación y el manejo mejorado de forrajes tropicales —incluso si también tiene éxito en refrenar la deforestación.
Para ello, la nueva iniciativa, que reúne a media docena de las más grandes organizaciones agrícolas de la región bajo el liderazgo del BID, se comprometerá para recuperar 20 millones de hectáreas de tierra degradada para 2020. La alianza rápidamente se está poniendo en forma para dar la lucha, con el objetivo de lanzar la iniciativa 20 por 20 en la XX Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), a realizarse en Lima, Perú, el próximo mes de diciembre. Se espera que esto contribuya a que los negociadores del cambio climático se pongan del lado de la agricultura.
Fuente: CIAT