Ácidos grasos en la suplementación nutricional de equinos
Los ácidos grasos esenciales son aquellos que deben ser aportados en la dieta a los caballos, ya que ellos metabólicamente no pueden sintetizarlos. El ácido linoléico (Omega-6) y el ácido alfa-linoléico (Omega-3) son precisamente ácidos grasos esenciales que requieren los caballos. Estos ácidos grasos esenciales están presentes en diferentes proporciones en el pasto, el heno, cereales, concentrado y aceites de maíz, girasol, linaza y pescado.
Dentro de los ácidos grasos, los de tipo Omega-3 son los que presentan la más potente actividad inmunomoduladora. Los ácidos grasos tipo Omega-3 presentes en el aceite de pescado (ácido eicosapentaenoico y ácido docosahexaenoico) son, a su vez, lo más potentes; precisamente, el aceite de pescado es quizás la mejor fuente de ácidos grasos y es la única que los contiene en forma de cadenas largas.
La suplementación con ácidos grasos esenciales tipo Omega-3 inhibe la agregación plaquetaria y produce vasodilatación, por lo tanto, la perfusión sanguínea se ve beneficiada. Adicionalmente, su administración tiene efectos positivos a nivel intracelular y en la transcripción y expresión genética, así como propiedades antiinflamatorias. En efecto, la administración de ácidos grasos esenciales tipo Omega-3 es realmente beneficiosa para la prevención y el tratamiento de la laminitis o infosura, debido a que al disminuir la inflamación, la agregación plaquetaria y la respuesta vasoconstrictora de las catecolaminas, se favorece la perfusión sanguínea. Actúan además a nivel de miocardio y el sistema músculoesquelético para deducir la demanda de oxígeno durante el ejercicio sin afectar su desempeño. Precisamente, se sugiere también que un mayor flujo de ácidos grasos se asocia con una mayor capacidad oxidativa a nivel del sistema musculoesquelético, lo cual brinda evidentes ventajas a caballos de trabajo o de ejercicio.
Varios estudios han demostrado que si bien la proporción exacta de ácidos grasos (Omega-3/Omega6) no se conoce, se sabe que la deficiencia de los ácidos grasos tipo Omega-3 favorece la presentación de problemas dermatológicos, inmunológicos e inflamatorios. De hecho, diferentes estudios han logrado determinar que los ácidos grasos tipo Omega-3, especialmente aquellos derivados del aceite de pescado, generan varios beneficios a la salud animal y humana. Estos beneficios favorecen el metabolismo de los lípidos, enfermedades coronarias, producción de glóbulos rojos y sensibilidad a la insulina. Es posible además, que el aceite de pescado, debido a que no incrementa la producción de prostaglandinas (PGE2), contribuya mayormente en el tratamiento de enfermedades respiratorias.
Dependiendo de la dosis, el colesterol sérico puede incrementarse al suplementar caballos con aceite de maíz pero no así con la suplementación con aceite de pescado. Adicionalmente, una sobredosificación de ácidos grasos en la dieta de caballos puede afectar la fermentación en el intestino grueso. Por lo anterior, si bien no existe claridad sobre la dosis efectiva, después de consultar varios profesionales y por experiencia propia, podemos sugerir administrar una dosis diaria de 10 ml por animal, bien sea de aceite de maíz, girasol o de pescado. La forma de administración que recomendamos es directamente vía oral mediante el uso de una jeringa, esto para garantizar una administración efectiva, lo cual no se puede lograr cuando el aceite se mezcla con la comida. Este tipo de administración disminuye también las pérdidas en consumo, particularmente al suplementar con aceite de pescado, ya que este es menos palatable que otro tipo de aceites de origen vegetal.
Una vez conocidos los beneficios que al suplementar con ácidos grasos esenciales obtendrán nuestros caballos, es preciso decidir si vamos a suministrar aceite de pescado, de maíz o de girasol, entra aquí entonces a tomar importancia el tema del costo de la alimentación de nuestros caballos, análisis que cada finkero debe realizar juiciosamente y que pueden llegar a ser particulares para cada quien. Lo que podemos afirmar, con pleno conocimiento, es que los beneficios aportados por este tipo de suplementación, serán evidentes en el término de 1 mes, para ese entonces el pelaje de nuestros caballos estará más sano y brillante y la condición corporal se verá igualmente favorecida. Adicionalmente, al realizar este tipo de suplementación, podemos disminuir la ración diaria de concentrado ofrecida a nuestros caballos y favorecer nuestro bolsillo, a la vez que disminuimos la presentación de enfermedades como la laminitis.
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