Caballos salvajes, caballos ferales
A diferencia de lo que sucede respecto a otras especies animales, el concepto de caballos salvajes puede despertar en el público en general una pasión y unas emociones positivas por el vínculo que se ha construido entre esta especie y el ser humano. Pero el manejo de poblaciones salvajes o ferales de caballos no debe ser tergiversado por la percepción que se tienen de los caballos dentro de la sociedad humana.
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Los caballos han sido domesticados y usado por los humanos para diferentes menesteres desde hace más de 5,000 años: han ayudado a ganar batallas, a la apropiación territorial y al establecimiento de ciudades, industrias, comunidades, sociedades y culturas.
En la sociedad moderna el caballo doméstico, no es una mascota ni un animal de granja ni un animal cautivo en una exhibición o en un zoológico. Esta especie tiene una figura ambigua ya que ha logrado cumplir roles tan diversos como fuente de comida, medio de transporte y biomodelo. Los caballos también han servido como facilitadores ecológicos, atletas, compañeros de recreación y asistente terapéutico.
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Es por esto que puede resultar extraño, para la mayoría de los seres humanos, que aún hoy existan grupos de équidos «salvajes» que vaguen a sus anchas. Los ponies de Exmoor nativos de las islas británicas, es una raza de equinos primitiva pero domesticada, usada primero como fuente de comida y posteriormente como animales de carga y de transporte. Los mustangs en Norteamérica y los brumbies en Australia son caballos cimarrones originario de la progenie que llevaron los colonizadores cuando conquistaron esos territorios. Quizás los únicos caballos indomables, que aún no han sido domesticados o que provienen de caballos domesticados son los Przewalski, los cuales han estado presentes en Kazajistán desde hace más de 5,500 años.
¿Feral o salvaje? ¿Cuál es el término correcto para referirse a los caballos ajenos al dominio humano?En el contexto de los équidos, ambos adjetivos difieren y se sobrelapan. Son opuestos al concepto de animal domesticado o domado. Sin embargo, mientras el término salvaje supone la vida libre en hábitats naturales, el vocablo feral tiene una carga negativa porque puede ser vinculado fácilmente a una amenaza producto de una introducción antrópica. De ahí que, desde un punto de vista ecológico, un animal feral es aquel animal domesticado pero que puede sobrevivir y reproducirse sin necesidad de estar bajo la tenencia del ser humano.
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En varios estados de Estados Unidos, donde hay presencia de mustangs, y en Nueva Gales del Sur y Victoria, donde abundan los brumbies, el término feral ha sido politizado y es frecuentemente asociado con la introducción histórica de especies que ya no son bienvenidas y que usualmente son relegadas a clasificarse bajo el estado ecológico de peste.
En su libro Wild Horse Country, publicado en 2017, Ann Owens hace referencia de un grupo de mustangs que coexiste con una comunidad humana local alrededor de Albuquerque, New Mexico, y con el que se han presentado conflictos hasta el punto de que el caso se ha llevado a disputa judicial. El juez determinó que estos caballos no eran ferales, pero tampoco podían ser cubiertos por la ley federal que protege la fauna silvestre. Para conceptos del juez, eran algo intermedio que se le permitía ramonear como los venados pero que, de darse el caso, igualmente podría ser controlado y eliminado como los coyotes. Claro entonces que el caballo, domesticado, salvaje o feral, mantiene su estado de ambigüedad de acuerdo a su relación interespecífica con el ser humano.
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Fuente: https://brill.com/view/journals/soan/aop/article-10.1163-15685306-bja10088/article-10.1163-15685306-bja10088.xml
Siempre presente la visión antropocéntrica de la naturaleza. Esa negatividad aplicada al término «feral», como «peste», interpreto q son caballos despreciados x el hombre por no serle de ninguna utilidad o por alterar de alguna manera el medio. Es una visión muy limitada ya q no existe ningún ser vivo q sea inútil en cualquier ecosistema.