Colombia necesita tener un estado pequeño
Un estado pequeño. Ese que se puede controlar para que sea más eficiente y menos corrupto. Ese que no genera altos costos burocráticos para su funcionamiento. Ese que no representa un apetitoso botín para políticos, sindicatos y clientelistas. Ese que no se constituye en una vena rota para el erario público. Ese que no dilapida los recursos aportados por los contribuyentes. Eso es lo que necesita Colombia.
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Pero lamentablemente ninguno de los actuales candidatos a ser el próximo presidente de este país se atreve a tocar el tema. Tampoco lo han hecho el actual y los anteriores presidentes. Es un secreto a voces que un recorte en el gasto público le evitaría muchas reformas tributarias al país. Pero resulta evidente que ningún político va a tomar medidas impopulares. Y lo son impopulares porque castigan a caciques políticos, corbatas, «enchufados», lagartos y mantenidos, que tantos votos ponen en las contiendas electorales.
Si, por ejemplo, se eliminara de tajo ese ente corrupto, burocrático e inservible que hoy conocemos como la Procuraduría General de la Nación, nos estaríamos ahorrando muchas reformas tributarias. Esta entidad, casi que inexistente en los países desarrollados, cumple -sobre el papel- la función que deben ejercer las oficinas de control interno de las instituciones gubernamentales, luego su desaparición no desbarajustaría la estantería nacional.
Si además cesaran tantos nombramientos innecesarios, esos a los que nos tiene acostumbrados el gobierno Duque con su viceministerio de la creatividad, su gerente del Coronavirus y la miríada de asesores buenos para nada que cobija. Si tampoco se excediera en la contratación en prestación de servicios que se hace a pesar de que en las entidades hay empleados de planta que deben cumplir con esas funciones.
Todo esto debería ir acompañado además de la privatización controlada de muchas entidades estatales. Al diablo con los sindicatos y su incontrolable apetito, ¿de qué le sirve al país tener una empresa nacional poco productiva, con un gran pasivo pensional y que está controlada por sindicalistas que la desangran a diario? En el pasado ha habido experiencias positivas con la privatización de empresas en diferentes ciudades que han logrado demostrar ser más eficientes, rentables y equitativas bajo unas normas claras de mercado establecidas por el propio gobierno nacional.
Es cierto que el estado colombiano emplea a más de un millón de personas. Pero también es cierto que el resto de contribuyentes no tienen que seguir manteniendo con sus impuestos el apetito de aquellos que no saben otra cosa que vivir del estado. «Trabajen vagos», dirían algunos.
Tener un estado pequeño es, en definitiva, una excelente opción para que Colombia pueda avanzar en muchos aspectos como lo son obras de ingeniería, inversión en infraestructura en el agro, uso sostenible de los recursos naturales y desarrollo del sector de ciencia y tecnología.