COVID-19 y comercio ilegal de fauna
Una de las consecuencias inmediatas del COVID-19, dadas las sospechas de que la pandemia se originó en un mercado de fauna silvestre en China, ha sido el llamado para prohibir el comercio ilegal de fauna silvestre.
Investigadores de la Universidad de Oxford sugieren bloquear el comercio ilegal de fauna silvestre, que es insostenible y que representa un gran riesgo para la salud humana, la conservación de la biodiversidad y el bienestar animal.
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Pero un llamado desde el mundo académico puede resultar un tanto disonante para el mundo real. Máximo cuando el tráfico ilegal de fauna silvestre representa ingresos para las personas más vulnerables del planeta y pueden incluso representar su seguridad alimentaria.
Si bien es cierto que el tráfico ilegal de fauna silvestre es uno de los negocios ilícitos que más lucran a las mafias y están altamente asociados a altas tasas de deforestación en países subdesarrollados y biodiversos, resulta ser quizás la única alternativa económica viable para comunidades que deben subsistir como consecuencia del sempiterno abandono estatal.
Es por esto que estas propuestas deben ir de la mano de programas sostenibles alternativos para que quienes destruyen los hábitats naturales y generan defaunación encuentren otras opciones económicas viables, sostenibles y legales como lo pueden ser el turismo de la naturaleza y la zoocría sostenible. De igual forma, en los países compradores, que son a la larga los responsables del consumo, se debe priorizar la implementación de medidas que penalicen en mayor medida el comercio ilegal de fauna silvestre.
Pero para que todas estas medidas sean efectivas, resulta imperativo un consenso a nivel mundial que ponga contra las cuerdas el tráfico ilegal de fauna silvestre y, en paralelo, disminuya la posibilidad de que en un futuro próximo se presente nuevamente una pandemia que ponga en desafío la salud pública, animal y ambiental del planeta.