Domesticación y selección
La domesticación es un proceso biológico complejo que afecta las características físicas y comportamentales de un animal. Para que una especie pueda ser domesticadas debe ser flexible en todo sentido (dieta, estructura social, temperamento). Los humanos han usado esta flexibilidad en la selección para la crianza de animales, escogiendo así los individuos con las condiciones más deseables.
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El proceso de domesticación precisamente busca moldear a la especie o a los individuos. En perros, por ejemplo, la domesticación y selección reproductiva ha cambiado el sistema adrenal, nerviosos, sensitivo y la bioquímica cerebral. Los perros también han sido seleccionados para que se desarrollen rápido, para que tengan un determinado pelaje, para disminuir su agresividad o su tolerancia al dolor.
Uno de los estudios sobre domesticación que se han hecho en las últimas décadas es el que Dmitri Belyaev hizo con zorros en Rusia. Este investigador seleccionó zorros a lo largo de varias generaciones hasta volverlos dóciles hacia los seres humanos. Lo curioso es que dentro de todo este proceso surgieron cambios inesperados de algunas características como lo son respuesta al miedo, cambio en el color del pelo y patrones de lenguaje corporal de los animales.
Más allá de las selección en búsqueda de docilidad, apariencia y comportamiento, los programas de reproducción, enfocados en la domesticación de especies o de grupos animales, son responsables de las características físicas y conductuales que se pueden observar en perros, gatos y otros animales domesticados.