El mundo mira hacia la economía climática
Diversos estudios han revelado que los efectos del cambio climático, representan una fuerte limitante al crecimiento económico e impiden el logro de un desarrollo sostenible ya que, debido a su carácter transversal, afectan a todos los sectores de la economía.
Se ha estimado que los efectos del cambio climático, el cual es generado por el incremento de la temperatura media la cual, a su vez, es causada principalmente por un incremento en las concentraciones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) en la atmósfera, podrían causar en los próximos cincuenta años una pérdida del producto interno bruto global del orden del 9 por ciento (esto solo considerando efectos económicos y no sociales ni ambientales como impactos negativos en la salud, daño en los ecosistemas como pérdida de biodiversidad, entre otros) y, de no realizar acciones de mitigación y adaptación, dicha pérdida podría ascender a 20% debido a los daños e impactos crecientes.
De acuerdo con estimaciones del Tyndall Centre, los países tropical son más vulnerables ante eventos climáticos debido, entre otras razones, a: i) lo complejo y diverso de sus ecosistemas, ii) población viviendo en zonas áridas de la costa, iii) la agricultura depende de los regímenes de lluvia, iv) los glaciares tropicales son bastante sensibles al cambio de temperatura y v) la mayoría de la energía eléctrica es generada por fuentes hídricas, entre otras.
En ese sentido, es necesario el diseño de políticas públicas que permitan reducir los impactos económicos del cambio climático y permitan adaptar la economía y la sociedad a dicho fenómeno. Es por esta razón que los gobiernos deben coordinar con los sectores pertinentes, diseñar y promover los instrumentos económicos y financieros, que ayuden a evitar los efectos negativos del cambio climático, así como ser parte del diseño del marco normativo y regulatorio que permita orientar a la economía hacia una economía baja en emisiones de GEI.
Al respecto, el estudio «La nueva economía climática» analiza los sectores más influyentes en el calentamiento global: el sector energético, las ciudades y los usos del suelo. También estudia tres motores de cambio: eficiencia en el uso de los recursos, inversión en infraestructura baja en carbono y estímulos a la innovación, y plantea 10 recomendaciones globales.
En lo que respecta al uso del suelo es donde principalmente se integra la actividad agropecuaria a la economía climática. Es por esta razón que resulta imprescindible un ordenamiento del territorio que permite definir actividades productivas acordes con la vocación del terreno, el tipo de ecosistema y los objetos de conservación presentes. En paralelo a lo anterior la implementación de sistemas productivos sostenibles es definitiva para que la producción agropecuaria vaya de la mano con las nuevas perspectivas mundiales sobre calentamiento global.
Según el estudio, resulta clave integrar acciones climáticas y de gestión del riesgo en los procesos de toma decisiones estratégicas de los países; lograr un acuerdo internacional de cambio climático que sea equitativo, de largo plazo y ambicioso; reducir los costos de capital de las inversiones en infraestructura con baja intensidad de carbono; aumentar la implementación e innovación de tecnologías bajas en carbono y resilientes al clima; y desarrollar ciudades más conectadas y compactas.
Colombia, junto con Etiopia, Indonesia, Corea del Sur, Noruega, Suecia y Reino Unido, integran la lista de los siete países miembros de la Comisión Global que coordinaron el desarrollo del estudio.