El primer gato
El primer gato doméstico fue encontrado por arqueólogos que estaban analizando una tumba del neolítico en Chipre. Se estima que el esqueleto data de hace 9,500 años. Este se encontraba a escasos metros de una tumba de un humano. Los científicos consideran que es muy posible que el gato fue enterrado al mismo tiempo que el humano, lo que sugiere la existencia de un vínculo. Dientes de gatos habían sido hallados en otras excavaciones previas.
Compra el libro “Entre animales” y aprende más.
Aún así, se estima que la domesticación (o semi domesticación) del gato se dio hace 3,500 años en Egipto. Existen varias representaciones pictóricas de gatos en esta cultura milenaria. A parte de que compartían el diario vivir con los egipcios de ese entonces, adquirieron un significancia de deidad a través de la diosa felina Bastet. Se sabe de sacrificios de gatos y momificaciones que los egipcios hacían para honrar a esta diosa.
Sin embargo, si bien los egipcios fueron los primeros en domesticarlos, para ese entonces ya los gatos vivían en los asentamiento de los humanos en el Oriente próximo, el Mediterráneo, Turquía y Mesopotamia.
Varios estudios sobre el DNA de los gatos se han realizado. En particular se ha comparado el DNA del gato doméstico con el de varias especies felinas. Esto ha permitido concluir que el ancestro común de los gatos domésticos actuales fue el gato silvestre africano (Felis silvestris Lybica) que vivió hace 130,000 años en el Creciente Fértil, una región que corresponde con parte de los territorios del Levante mediterráneo, la Mesopotamia y Persia. Se considera que fue el lugar donde se originó la revolución neolítica en Occidente y donde se desarrolló la agricultura hace 20,000 años.
Una vez los humanos se establecieron y dejaron de ser nómadas, los gatos se les unieron. En ese entonces, los primeros graneros y el consecuente acúmulo de basura atrajo a ratas y ratones. Y fue así como entraron en escena los gatos en las primeras sociedades humanas. El resto es historia.