El uso de hormonas en pollos es una mentira
«Yo no como pollo porque los productores les inyectan hormonas para que crezcan más rápido», afirma tajantemente una ama de casa mientras hace el mercado en Corabastos, la principal central de abastos de Bogotá y la más grande de Colombia. Este es un temor que muchos de los consumidores comparten a pesar de que nunca han estado en una granja avícola y desconocen por completo el proceso y la regulación de la producción de pollo.
De acuerdo con investigadores de la Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria (Corpoica), las hormonas son sustancias químicas producidas naturalmente en el cuerpo humano y animal por el sistema endocrino, y son responsables de regular los procesos bioquímicos que se llevan a cabo en los organismos vivos, controlando las funciones del crecimiento, desarrollo psicomotriz y la reproducción, entre otras. Pese a que entidades internacionales como la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés), la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) han aprobado el uso de algunas hormonas para aumentar la producción de carne bovina y porcina, en países como Colombia, el uso de éstas en alimentación o producción avícola está completamente prohibido.
Y no sólo está prohibido sino que resulta poco efectivo en sistemas modernos de producción de pollos. Al respecto, expertos de la Universidad de Georgia y consultores internacionales advierten que el uso de hormonas en la industria avícola carece de sentido porque “éstas simplemente no son efectivas”. Esto debido a que su función se da a través del mismo mecanismo que promueve el crecimiento físico en las aves, y que al igual que en los niños en crecimiento a temprana edad, este mecanismo invierte toda su capacidad en función del desarrollo, lo cual imposibilita que las hormonas produzcan algún aumento extra en talla o peso. Es decir, si un avicultor decidiera inyectar hormonas a sus pollos, simplemente estaría perdiendo el dinero.
Adicional a lo anterior, el mejoramiento genético, las nuevas tendencias de alimentación y suplementación avícola y los métodos de cría más avanzados, descartan el uso de hormonas en la producción avícola.
Mejoramiento genético
Respecto a la ganancia de peso en los pollos de engorde, es posible afirmar que las tasas de crecimiento de las razas comerciales han cambiado como consecuencia de los estudios sobre selección genética adelantados en los últimos 45 años. La selección genética se refiere a la combinación de las características más sobresalientes y útiles de cada raza por medio del cruce sexual para la formación de individuos con mejores atributos reproductivos (numero de huevos que ponen en cada ciclo), o de producción (peso corporal). Por ejemplo, al cruzar un gallo, con la capacidad de ganar peso en poco tiempo, con una gallina, que acumula mucho tejido en la pechuga,se obtendrán pollos que aumentan de peso en poco tiempo y que además tendrán grandes pechugas. A esto se le llama mejoramiento genético.
De acuerdo con la Federación Nacional de Avicultores de Colombia (Fenavi), con base en criterios de selección genética, en el país son comercializados pollos de estirpes Ross 308 y Cobb 700, que tienen la capacidad de convertir el alimento en masa muscular, quintuplicando su peso inicial en tan solo una semana. Aún más, actualmente existen estirpes de pollo de engorde capaces de multiplicar su peso hasta 65 veces en menos de dos meses. Investigaciones realizadas entre 1991 y 2001 reportan las ventajas de la selección genética respecto al crecimiento, adaptabilidad, aumento en la tasa de conversión del alimento en masa muscular y funcionamiento del sistema inmunológico de las aves.
Se ha comprobado además que el componente genético es un gran determinador de la ganancia de peso en aves comerciales. Precisamente, investigadores americanos demostraron que al comparar entre estirpes, la selección genética es responsable de más del 85 por ciento del incremento del peso corporal. En un estudio realizado en el 2009 se evaluó el desempeño de 37 estirpes, y se evidenció que la ganancia de peso corporal y de tejido graso en la estirpe con mayor selección genética fue superior al alcanzar un peso promedio por ave de 2.472 gramos en seis semanas, mientras que las aves pertenecientes a otros grupos sin selección genética pesaron en promedio 585 y 562 gramos, respectivamente.
Alimentación avícola
Investigadores de la Unidad de Inocuidad y Calidad de Corpoica aseguran que el crecimiento de las aves es dependiente de la alimentación, lo que representa aproximadamente el 70 por ciento del costo total de la producción. Es por esta razón que uno de los objetivos de la industria avícola es el mejoramiento de las fórmulas alimenticias para obtener un mayor crecimiento de las aves, sin disminuir la calidad del alimento y, por su puesto, sin afectar su salud.
Estudios científicos demuestran que la adición de aminoácidos a dietas básicas compuestas por proteínas, maíz amarillo, soja, sorgo, maní y minerales contribuyen con la ganancia de peso de las aves, al aumentar el desarrollo muscular y disminuir la presencia de tejido graso en la cavidad abdominal. En el 2004 una investigación conducida por el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA/ARS) sugirió diversos modelos de nutrición inteligente (formulas dietarias), que pueden ser utilizados en la producción avícola para ofrecer a las aves el máximo aporte nutricional. Lo anterior se traduce en la disminución de costos, sin incrementos importantes en la ingesta del alimento por ave, y en un aumento significativo en la masa muscular.
Para Corpoica los avances en nutrición animal suprimen la necesidad de utilizar factores de crecimiento como las hormonas, ya que las dietas básicas utilizadas en la producción avícola son más económicas y se fundamentan en procesos científicos avalados por la comunidad académica internacional.
Métodos de cría
A la selección genética y a las nuevas tendencias en alimentación, se suma que gran parte de la producción avícola se desarrolla en galpones para limitar el movimiento de las aves en función del ahorro de energía. Estudios realizados desde 1972 por el gremio avícola americano, en los que se compara la ganancia de peso de aves mantenidas en galpones contra aves criadas libremente, evidencian que la actividad física realizada por las aves fuera del galpón disminuye la ganancia de peso. Adicionalmente, el estado de reposo en el que se crían los pollos advierte que el uso de hormonas seria ineficiente, pues para que estas tengan algún efecto, las aves deben realizar una actividad física que active el metabolismo, y de esa forma se potencie el desarrollo de la masa muscular.
Según Fenavi, en Colombia, el periodo de cría de las aves de corral es de seis semanas, tiempo tras el cual se consideran listas para el consumo humano y son comercializadas a nivel de punto de venta, grandes superficies, asaderos, restaurantes y demás. Las cualidades de las líneas genéticas existentes en el país brindan la eficiencia requerida por los procesos de producción, haciendo innecesario el uso de factores de crecimiento como las hormonas para aumentar la ganancia de peso o para disminuir el tiempo de cría.
La creencia popular de que el pollo comercial, que se consigue en el mercado, ha sido alimentado o inyectado con hormonas, no es más que un mito urbano que carece de sustento técnico y científico. No en vano el pollo es la carne más consumida por la población colombiana debido a su precio favorable y a que no genera ningún efecto adverso en ninguna de sus preparaciones. Así que a criar pollos sanos y a comer carne de pollo de calidad.
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