Enfermedades infecciosas en fincas
Las enfermedades infecciosas emergentes son aquellas recién descubiertas causantes además de serios problemas de salud local o internacional en las que la incidencia en humanos ha aumentado en las últimas dos décadas o amenazan con aumentar en el futuro. Se identifican con diversas etiologías: priónica, viral, bacteriana, micótica o parasitaria; en diferentes poblaciones de riesgo, con diferentes vías de transmisión, historia natural y eco-epidemiología.
Este tipo de enfermedades continua registrando altas tasas de incidencia en la mayoría de los países, pero han incrementado su presencia en los países en vía de desarrollo debido al deterioro de la infraestructura de la salud pública, cambios demográficos, crecimiento de la población; alteraciones ecológicas como los movimientos internacionales de personas con el traslado de microbios de una región a otra, transporte de mercancías, control insuficiente de la población de mosquitos portadores de enfermedades, cambios climáticos y acercamiento de las zonas urbanas y rurales debido a los asentamientos humanos por la deforestación constante con fines productivos.
Un alto porcentaje de los habitantes de zonas urbanas y fundamentalmente periurbanas hacen de la producción animal su medio de vida. Este hecho es marcadamente regional, habiendo países donde este tipo de producción alcanza niveles altísimos y es en general opuesto al desarrollo económico de la región . De este modo, ha aumentado la concentración de animales en lugares donde originalmente o no había, o se encontraban en pequeños números. Esta situación es común en toda Latinoamérica, con la presencia de pequeños campesinos que tienen bovinos, porcinos, caprinos u ovinos, sin ningún control sanitario. Todos estos cambios en la producción animal, incluyendo además los hábitos alimenticios de la población han incidido en el incremento de estas enfermedades, así como un cambio en la distribución geográfica en los agentes etiológicos generando pérdidas económicas considerables debido a los altos costos que producen al nivel de la salud animal, afectando directamente la productividad y rentabilidad.
Adicionalmente, el hecho de que animales de producción son los afectados se da la formación de patologías asociadas con el consumo de alimentos de origen animal. Por ejemplo, un agente patógeno presente en alguna materia prima, puede hallar una vía en una gran cantidad de productos terminados, como ha sucedido con la carne destinada a producir hamburguesas principalmente con E. coli 0157 H7 que ocasiona el síndrome hemolítico urémico en EE.UU. pero otros serotipos de E. coli productores de verotoxinas han sido implicados en otros países.
Sin embargo, los sistemas productivos no son los únicos afectados y que favorecen a la aparición de dichas enfermedades. Igualmente, los cambios climáticos que son consecuencia de la reducción de la capa de ozono por los fluorocarbonos incorporados a la atmósfera o el efecto invernadero por la emisión de gases donde el sector ganadero mundial genera un 18% más que el sector de transporte vehicular o las grandes industrias de los países desarrollados, además de ser una de las principales causas de la degradación del suelo y contaminación de los recursos hídricos genera la fácil diseminación de estas enfermedades al disminuir radicalmente las fronteras entre países permitiendo el traslado de un lado a otro de agentes infectantes contribuyendo a la rotura de muchos equilibrios biológicos.
Por otro lado, las enfermedades emergentes de las plantas han causado ataques devastadores asociados con determinados cambios ambientales y tecnológicos en la producción de cultivos durante la última década, incluso en países poseedores de la mejor tecnología agrícola, teniendo el potencial de reducir significativamente el rendimiento alcanzable de los cultivos. Estimaciones recientes indican que dicha reducción alcanza consistentemente una media anual del 12-13% de la cosecha alcanzable en los ocho cultivos de mayor importancia para la alimentación y la industria.
Estas enfermedades que alteran el medio ambiente, animales de producción y cultivos utilizados para consumo humano generaran a la larga un problema en la seguridad alimentaria a nivel mundial. Este enfrentamiento a una nueva era de enfermedades emergentes, genera la urgente necesidad de establecer acciones conjuntas de vigilancia epidemiológica y medicina preventiva, así como programas conjuntos para el combate y potencial erradicación. Es indispensable aplicar las tecnologías modernas para el diagnóstico oportuno, puesto que de la rapidez con que se logre la detección de una enfermedad emergente o reemergente dependerá el éxito o el fracaso de las políticas que se apliquen para su combate.