Fauna silvestre como mascota
En nuestras fincas a parte de construcciones, animales domésticos, maquinaria y elementos paisajísticos y ambientales hay un componente que las valoriza y embellece: la fauna silvestre. Se entiende por fauna silvestre todas aquellas especies animales no domesticadas. Todas las especies de fauna silvestre cumplen una función específica y por consiguiente nos prestan servicios ecosistémicos, por lo que tienen un papel funcional determinado dentro de la dinámica de las poblaciones naturales. Es acá donde radica su verdadera importancia.
Resulta entonces paradójico y contradictorio, para el entender de un buen finkero, que en algunas fincas tengan como mascotas loras, aves canoras, tortugas, monos y otras especies de fauna silvestre. Usualmente, estas especies son capturadas dentro de las fincas o en inmediaciones de éstas. Surge entonces la pregunta obvia, ¿Para qué? ¿Cuál es el objeto de quitarle la libertad a un ser vivo? ¿No resulta acaso una canallada tener una lora encerrada o con sus plumas cortadas, mientras por su cabeza todas las tardes pasan parvadas de su misma especie regocijándose por su amada libertad? Como seres humanos debemos tener la grandeza de aceptar que no podemos tener la potestad de quitarle la libertad a un animal silvestre. Aún más, no somos nadie para restringir que un especímen cumpla con sus funciones reproductivas y biológicas. ¿Qué logramos con esto? ¿Estatus? ¿Felicidad? ¿Saciar un capricho inmediatista? ¿Trascendencia?
A parte de las consideraciones éticas y biológicas mencionadas en el párrafo anterior, la fauna silvestre cautiva supone un alto costo en su mantenimiento ya que resulta necesario el suministro de una adecuada alimentación que supla todos los requerimientos nutricionales de la especie. Es importante tener en cuenta que las loras no se nutren comiendo chocolate con pan ni los monos se alimentan con galletas. Si le suministramos este tipo de dieta seguramente más pronto que tarde seremos testigos de la injusta muerte o de la mala calidad de vida de un animal por culpa nuestra. Adicionalmente, la fauna silvestre requiere de un hábitat adecuado, que una jaula o una cadena no le pueden suministrar. Es importante también considerar que la fauna silvestre supone una difícil manipulación, no son gatos ni perros, son animales no domesticados por el hombre. Es así como pueden infringir heridas o transmitir enfermedades infectocontagiosas, muchas veces con consecuencias graves, a quien los manipule. Si es que acaso nos agrada alguna especie de fauna silvestre, ¿por qué en vez de querer mantener cautivos a sus individuos, más bien no procuramos la conservación de su hábitat para de esta forma garantizar que nuevas generaciones disfruten de su presencia en nuestras fincas? Suena lógico, ¿verdad?
Por último, existen consecuencias legales de carácter penal por el simple hecho de la posesión ilegal de animales de la fauna silvestre. Es de recordar además que la fauna silvestre presente en nuestras fincas no es de nuestra propiedad, la fauna silvestre es propiedad de la Nación, y por consiguiente su uso y/o aprovechamiento es reglamentado por la entidad correspondiente.
En resumen, evitémonos problemas de carácter ambiental, ético y legal. En nuestras fincas, digamos NO a la fauna silvestre como MASCOTA! Seamos buenos finkeros!
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