Fragmentación, corredores biológicos y fincas
Fragmentación
La fragmentación del hábitat es un proceso a nivel de paisaje en el cual un hábitat específico es subdivido progresivamente en fragmentos más pequeños y aislados (McGarigal y Cushman, 2002). Este proceso ocurre de manera natural, pero la causa más importante y a mayor escala de la fragmentación es la expansión e intensificación del uso que el hombre la da a la tierra (Andrén, 1994; Fahrig y Merriam, 1994; Boutin y Hebert, 2002). La fragmentación de hábitat tiene tres componentes básicos: pérdida del hábitat original, reducción del tamaño del fragmento e incremento en el aislamiento entre fragmentos (Andrén, 1994).
La importancia ecológica del proceso de fragmentación depende tanto de la escala a la que ocurre, como de los requerimientos de hábitat de las especies (Dale et al., 1994; Fahrig y Merriam, 1994; Kouki et al., 2001; Fahrig, 2002; Smith y Hellmann, 2002). En teoría, un fragmento pequeño soportará a una población pequeña de una determinada especie. A medida que se disminuye el tamaño del fragmento, las poblaciones decrecen en tamaño por debajo de niveles viables, reduciendo su variabilidad genética a través de deriva génica y endogamia e incrementando su homocigocidad. Además, si se incrementa el aislamiento del fragmento, se disminuye la tasa de inmigración de individuos de la misma especie, al tiempo que se producen cambios en la estructura de la comunidad y aumento en la inmigración de especies exóticas, todo lo cual incrementa el peligro de extinción (Wilcove, 1987; Saunders et al., 1991; Dale et al., 1994; Turner, 1996; Holmquist, 1998; Holsinger, 2000; Fahrig, 2002).
Corredores biológicos
La creación de corredores biológicos conectando fragmentos de vegetación ha sido frecuentemente considerada como una solución potencial al problema de la fragmentación del hábitat (Fahrig y Merriam, 1985; Morrison et al., 1992; Horwich, 1998). Esta estrategia fue originalmente propuesta por Preston (1962) con el objetivo de facilitar el movimiento de individuos de una especie particular entre fragmentos de hábitat (Silva-López et al., 1993). El fundamento teórico de esta idea es el concepto de metapoblación, conjunto de poblaciones de una especie interconectadas por la dispersión de individuos entre ellas (Fahrig y Merriam, 1985; Hanski, 1989).
Algunos estudios indican que los corredores biológicos permiten la persistencia y estabilidad de poblaciones originalmente aisladas debido, probablemente, al incremento en las oportunidades de dispersión (Harris, 1989; Bennet et al., 1994; Smith y Hellmann, 2002; Haddad et al., 2003). Esta información corresponde a reportes sobre el uso de diversos elementos del paisaje (riparios[1], cercas vivas y plantaciones) como hábitat por parte de diferentes especies (Bennet et al., 1994).
[1] Hábitat terrestre severamente afectado por un ambiente acuático.
Fuente: Rico-Hernández, G. 2004. Riqueza e intensidad de monos aulladores (Alouatta palliata mexicana) presentes en fragmentos de bosque de la Sierra de Santa Marta. Instituto de Ecología, México
Finkeros.com, el portal de las fincas