Fríjoles para el cambio climático
En respuesta a los temores de que la producción de fríjol sufrirá un gran impacto por el calentamiento global, científicos del CIAT han identificado alrededor de 30 líneas “élite” que muestran tolerancia a temperaturas 4 grados centígrados por encima de la “zona de comodidad” normal del cultivo.
La investigación sobre estos fríjoles, financiada por el Fondo de CGIAR y documentada en un informe reciente de CGIAR, representa una importante contribución a los Programas de Investigación de CGIAR sobre Leguminosas de Grano y sobre Cambio Climático, Agricultura y Seguridad Alimentaria (CCAFS).
Según modelos computarizados simulados en 2014 por expertos del CIAT en clima, los fríjoles tolerantes al calor pueden resistir la mayoría de los impactos negativos de las temperaturas en aumento. Con base en análisis utilizando 19 modelos climáticos mundiales, los expertos concluyeron que, con las variedades actuales, el área adecuada para la producción de fríjol disminuirá hasta en un 50 por ciento hacia 2050. Con los fríjoles tolerantes al calor, la reducción será solo del 5 por ciento, incluso siendo conservadores al pensar que los fríjoles tolerantes pueden soportar un incremento en la temperatura de tan solo 3 grados.
“En algunas partes de África y América Latina, los agricultores que adopten las variedades que vencen el calor podrán en verdad expandir la producción en tierras normalmente consideradas demasiado cálidas para la siembra de fríjol”, afirmó Andy Jarvis, experto de CGIAR en cambio climático y director del Área de Investigación en Análisis de Políticas del CIAT. “Estas líneas representan un importante descubrimiento en defensa de una fuente vital de proteína para la población de escasos recursos contra el peor escenario de cambio climático con un aumento de temperatura de 4 grados”.
Los científicos identificaron los fríjoles tolerantes al calor entre 1.000 líneas avanzadas evaluadas en dos lugares de Colombia. Durante años, habían mejorado las líneas para lograr tolerancia a la sequía y a la baja fertilidad del suelo. Sin embargo, en 2012, expertos de CGIAR en clima publicaron resultados que sugerían que en las próximas décadas la mayor amenaza para la producción de fríjol en el planeta sería el estrés calórico.
Investigaciones más recientes han demostrado que en América Latina las temperaturas en aumento tendrán impactos especialmente severos en el fríjol en Nicaragua, Haití, Brasil y Honduras. En África, los cultivos de fríjol en Malawi y la República Democrática del Congo son los más vulnerables, seguidos por Tanzania, Uganda y Kenia.
Estos hallazgos llevaron a los investigadores de fríjol a evaluar líneas élite bajo condiciones extremas. Bien es sabido que el fríjol es sumamente sensible al calor y las variedades que los agricultores siembran en la actualidad no tienen buen rendimiento bajo temperaturas nocturnas mayores de 18 o 19 grados centígrados. Las temperaturas superiores reducen drásticamente la fertilidad de la semilla, afectando los rendimientos de grano y su calidad. En las líneas tolerantes al calor identificadas recientemente, el polen de las flores del fríjol permanece viable incluso con un aumento de temperatura de hasta 4 grados.
“Solamente hasta cuando aumentamos la temperatura, nos dimos cuenta que tantas líneas seleccionadas para otros estreses también son altamente tolerantes al calor”, comentó Steve Beebe, líder del Programa de Fríjol del CIAT. Muchas de las líneas tolerantes provienen de cruces entre el fríjol común sembrado ampliamente y un primo menos conocido llamado fríjol tepario, que fue domesticado en el clima árido del suroccidente de Estados Unidos y el norte de México, y es más tolerante a estas condiciones que cualquier otra leguminosa de grano.
“El descubrimiento de los fríjoles tolerantes al calor ilustra muy bien el porqué es tan importante salvaguardar y usar la diversidad genética de las plantas”, dijo Rubén Echeverría, director general del CIAT. “Las semillas en nuestro banco de germoplasma son una fuente vital para contribuir a que los agricultores en los países en desarrollo puedan sobrellevar los impactos del cambio climático”.
Algunas líneas tolerantes al calor identificadas por Beebe y su equipo también han sido sometidas a mejoramiento genético para mejorar su contenido de hierro. Las deficiencias de este micronutriente esencial afligen a uno de cada dos niños en edad preescolar y mujeres embarazadas en los países en desarrollo, lo que los hace sumamente susceptibles a la anemia y pone en riesgo el crecimiento y desarrollo cognitivo de los niños.
Para aportar una nueva medida para combatir la desnutrición por falta de micronutrientes, investigadores de CGIAR emprendieron hace más de una década un programa pionero de mejoramiento de cultivos. El contenido de hierro de las líneas de fríjol obtenido como resultado de este trabajo es el doble del hallado en las variedades actualmente cultivadas. Los fríjoles contribuyen a la dieta alimentaria diaria de más de 400 millones de personas en todo el mundo en desarrollo. Son un alimento altamente nutritivo, que proporciona una fuente económica de proteína, fibra, carbohidratos complejos, vitaminas y micronutrientes. Como tales, los fríjoles refuerzan la seguridad alimentaria y nutricional entre los consumidores de bajos ingresos, reduciendo a su vez el riesgo de enfermedades cardiovasculares y diabetes.