Inversión en el campo frena migración: Naciones Unidas
Reporte de las Naciones Unidas asegura que el fortalecimiento de la economía rural en países en desarrollo debe ser prioridad para las políticas públicas relacionadas con migración internacional.
La agricultura, la esencia del desarrollo rural, recibe inadecuados recursos y poca atención. La modernización de esta actividad en áreas pobres puede generar beneficiosos sustanciales, un incremento en la productividad y un apoyo definitivo para la población joven que quiera quedarse en su región de origen en vez de migrar a las grandes ciudades.
De acuerdo con las Naciones Unidas (ONU), las oportunidades laborales de las diferentes cadenas de valor de la agricultura pueden proveer oportunidades en la población rural y una disminución en la migración hacia las centros económicos urbanos.
Pero mientras los donantes internacionales usualmente se enfocan en el desarrollo de los países pobres con el fin de mermar la migración, algunas formas de desarrollo la promueven, en la medida en que la gente obtiene el dinero suficiente para cubrir sus gastos migratorios pero no para decidir quedarse en su lugar de origen. En contraste, una paquete de inversión en agricultura y en infraestructura y servicios (salud, saneamiento, educación) en las zonas rurales puede reducir en efecto la migración hacia las grandes urbes.
El reciente reporte Estado de la Alimentación y la Agricultura 2018, de la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO) de las ONU, se enfoca en migración, agricultura y desarrollo rural. Sus autores concluyeron que si bien en algunos casos la migración aporta al crecimiento de algunas economías, puede también generar impactos negativos y en ocasiones es un síntoma de la falta de inversión en el sector rural.
“La migración rural está estrechamente ligada no solo con la agricultura y el desarrollo rural, sino con el desarrollo general de las sociedades», afirma José Graziano da Silva, director general de la FAO. «(La migración rural) ha acompañado el proceso gradual de transferencia de mano de obra de la agricultura hacia sectores más productivos como la manufactura y los servicios que usualmente están localizados en áreas urbanas. En algunos países con un alto nivel de ingresos, este proceso ha alcanzado el punto en el que la agricultura y las áreas rurales son económicamente viables solo en la medida en que la mano de obra migrante esté disponible», sostiene da Silva.
Existe más migración dentro de los países que a nivel internacional, pero la última reviste mayor atención mediática y gubernamental. Más de mil millones de personas que viven en países desarrollados han migrado internamente, 80% de los cuales corresponden a población rural. La migración entre países en desarrollo es también mayor que aquella que se da entre países pobres y ricos. El reporte considera además que las personas que han migrado dentro de su propio país tienen mayor probabilidad de convertirse en migrantes internacionales.
La inversión en fincas puede representar un riesgo en países en desarrollo debido a problemas ambientales, desastres naturales, políticas gubernamentales o problemáticas sociales. En este sentido, la ONU considera que se está haciendo muy poco para proteger a las familias rurales de estas amenazas.
Adicionalmente, como las áreas rurales albergan un mayor número de poblaciones desplazadas, suponen un desafío más grande y efectos potencialmente negativos.
No obstante este panorama, existen alternativas para solucionar esta compleja problemática a través de políticas que se enfoquen en proveer oportunidades económicas para los migrantes desplazados y fortalecer su integración social.
Finalmente, el reporte hace énfasis en que estas políticas deben maximizar el potencial de la migración y disminuir los efectos negativos, con el objetivo de que la conviertan en una alternativa más que en una necesidad.