Los gatos no son perros
Por miles de años los gatos no fueron más que valiosos controladores de plagas. Vivían afuera de las casas la mayor parte de tiempo, acercándose por leche y sobras de la mesa. En las Inglaterra victoriana, las familias de clase alta permitían que sus perros las acompañaran en la segunda planta de la casa, mientras los gatos convivían en la cocina con la servidumbre. Los perros eran los mejores amigos de las familias adineradas mientras que los gatos eran sirvientes y pertenecientes a una clase más baja. Por cientos de años los perros fueron las mascotas primarias.
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Así que no es sorpresa que aún hoy en día el concepto que la humanidad tiene de los gatos esté influenciado por el vínculo perro-humano que se ha venido afianzando desde hace miles de años. Incluso, las ciencias veterinarias se desarrollaron por décadas gracias a la presencia de los perros en la vida humana. No en vano, aún hoy en día, los tratamientos veterinarios instaurados en gatos son una extrapolación de la experiencia previa con perros. Esta misma situación se puede observar en el estudio del comportamiento animal, ya que algunos investigadores aplicaron el concepto de manada y dominancia, proveniente de los perros, en los felinos.
Pero el mundo ha estado cambiando en cuanto a su percepción hacia los gatos. Ahora los gatos son las mascotas primarias en muchos países como Estados Unidos, Rusia, Brasil y Turquía. Se sabe ahora que si queremos bienestar para un gato, lo primero que debemos hacer es dejar de tratarlo como si fuera un perro.