Los huevos no vienen de Alemania
Los huevos no vienen de Alemania. Eso hay que dejárselo claro a Francia Márquez, fórmula a la vicepresidencia de Gustavo Petro. Quizás la nueva «rockstar» de las elecciones presidenciales en Colombia confundió los huevos de gallina con los huevos Kinder o tal vez se dejó llevar por una suerte de ignorancia «ancestral».
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Como sea el caso, Márquez se equivocó y aunque quiso matizar su errado comentario, quedó mal ante la opinión pública. Pero quien quedó mal también fue Rodrigo Zea, el ministro de Agricultura, al sacar pecho y decir que Colombia es uno de los principales productores de huevo de la región. Quedó mal porque como funcionario público no puede intervenir en política, porque su cartera no ha aportado nada al sector avícola y porque, en realidad, la producción de huevo en Colombia depende de insumos extranjeros, que no vienen de Alemania, pero si de Norteamérica.
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Luego, para ser sensatos, hay que aceptar que esa dependencia del maíz americano y canadiense para alimentar las gallinas ponedoras que permiten que en el país se consuman huevos orgullosamente colombianos, no es nada por lo que debe sacar pecho un ministro de Agricultura ni el de Economía ni el Presidente.
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Esta dependencia de los insumos extranjeros es una problemática que se ha señalado en ABC del Finkero. Si realmente queremos ser competitivos y autónomos en términos de seguridad alimentaria, se deben crear las condiciones y las políticas para que la producción agropecuaria no esté determinada por el precio del dólar americano, por una guerra ajena o por la disponibilidad de alimento o de fertilizante en el mercado internacional.
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