Mamíferos en nuestras fincas: Oso de anteojos
El oso de anteojos (Tremarctos ornatus), también conocido como oso andino u oso frontino, es una de las cuatro especies de osos americanos y la única que habita en Suramérica. Como todos los osos, el oso de anteojos presenta un cuerpo robusto de color negro o café oscuro, líneas blancas rodeando sus ojos (que le confiere la característica anteojada de donde se deriva su nombre), manchas blancas en el pecho, orejas pequeñas redondeadas y peludas, y cola poco desarrollada. El oso de anteojos puede pesar entre 80 a 200 kg (los machos son usualmente más pesados) y alcanzar hasta los 2,2 m de altura.
Se distribuye naturalmente en los Andes suramericanos, reportándose en Argentina, Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela. Prefiere bosques muy húmedos y páramos sobre 1,000 msnm. Puede adaptarse tanto a bosques maduros como a bosques intervenidos. A pesar de su considerable tamaño, la especie tiene una particularidad habilidad para treparse con gran facilidad a los árboles, donde además de anidar y evitar amenazas (usualmente causadas por el hombre), se puede alimentar de bromelias, bayas, frutos y cortezas.
El oso de anteojos es, como todos los osos, una especie omnívora. Si bien tiene alta preferencia por alimento de origen vegetal, existen reportes de osos de anteojos alimentándose de ganado. Esta situación ha llevado a que, de forma errónea, algunos campesinos y ganaderos promuevan la cacería de esta especie. Es importante anotar, que los eventos de depredación, fuera de presentarse de forma aislada, son consecuencia en gran parte de la destrucción del hábitat natural del oso de anteojos y del desarrollo de actividades agrícolas y ganaderas en zonas no adecuadas para tal fin. Adicionalmente, y por lo general, el oso de anteojos ataca animales enfermos o terneros, por lo que la prevención de estos eventos de depredación es fácil de implementar en el interior de las fincas.
Como consecuencia de la cacería y de la pérdida de su hábitat natural, el oso de anteojos es considerado por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN) como vulnerable y está incluido en el Apéndice I de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES). Recientes investigaciones han estimado que, en condiciones naturales, en Colombia habitan como máximo 7,000 osos de anteojos y en Venezuela 2,000; mientras que en los demás países donde se ha reportado la especie las poblaciones son mucho menores, con fuerte tendencia a decrecer producto de la destrucción de su hábitat y de la cacería.
Es de vital importancia para el ecosistema la conservación del oso de anteojos, ya que esta especie cumple un primordial papel como prestadora de servicios ecosistémicos, puesto que se encarga de regular la comunidad florística de su entorno, a la vez que se constituye en un importante dispersor de semillas lo cual es determinante para la conservación de ecosistemas tan estratégicos para la humanidad como lo son los páramos. Es tal la relevancia que cumple el oso de anteojos dentro del ecosistema, que se le considera una «especie sombrilla» lo cual quiere decir que si en un territorio determinado hay presencia de esta especie, es un indicador de la calidad de conservación del ecosistema.
Por lo expuesto anteriormente, como finkeros tenemos una gran responsabilidad dentro de la conservación del oso de anteojos. Es por esta razón que debemos prohibir la cacería en nuestras fincas, evitar la agricultura y el pastoreo en zonas de amortiguación o no aptas e implementar medidas para disminuir los eventos por depredación. En caso de encontrarnos en nuestras fincas un oso de anteojos, disparemos rápido, pero el obturador de nuestras cámaras!, porque seguramente saldrá a ocultarse rápidamente o a treparse en un árbol asustado por nuestra presencia.
Conservemos el oso de anteojos, seamos buenos finkeros!
Fuente: Morales et al., 2004. Mamíferos terrestres y voladores de Colombia.
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