Perros de caza: sus orígenes
Hay evidencias pictográficas de que los lebreles ya estaban presentes en Armenia, Egipto y los antiguos imperios de Grecia y Roma. Grandes perros con potentes narices fueron usados desde ese entonces para la caza menor y mayor. El famoso historiador Jenofonte estos perros -conocidos en la antigua Grecia como laconianos– como grandes perros con pequeñas cabezas, orejas elevadas y cuellos largos. Estos perros se movían en manada y se caracterizaban por sus sonoros ladridos y aullidos cuando estaban en una faena.
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En ese entonces al perro de caza tipo greyhound – es decir, el lebrel- los griegos lo llamaban vetragus y se caracterizaba por su refinada apariencia y gran velocidad. El legendario irish wolfhound (lobero irlandés, en español), antes de la llegada de los romanos a las islas británicas, era conocido por los celtas como cu. Estos grandes perros fueron precisamente importados por los romanos para contribuir en la creación de muchas grandes razas caninas propias de Europa continental. Desde aquel entonces, la propiedad sobre perros grandes, fieros, astutos y rápidos era privilegio de ricos y poderosos. Incluso, durante el Renacimiento, tuvieron gran demanda para conformar parte de la propiedad de los grandes señores que dominaban los campos, controlaban la alcabala y esclavizaban súbditos.
En paralelo con el desarrollo de estos grandes cazadores, empezaron a aparecer también pequeños perros de caza. Estos tenían patas cortas y cuerpos largos, y fueron criados inicialmente por egipcios. Gracias a que su cara se asemejaba bastante a la de un zorro, los griegos aseguraban que se derivaban del cruce de estos últimos animales con los perros.
Fuente: Dohner, J. 2016. Farm Dogs. A comprehensive breed guide to 93 guardians, herders, terriers, and other canine working partners.