Sistemas brasileros fáciles de implementar
El Cerrado Brasilero es una sabana tropical, muy similar a las sabanas de los llanos orientales de Colombia y Venezuela, en el sentido que si bien económicamente han contribuido en alguna medida al desarrollo agropecuario de la región (además que últimamente se vislumbran como despensas de alimento), el sistema productivo tradicional supone una degradación del suelo causado por ganaderías de tipo extensivo que dependen del pobre aporte energético y nutricional de las pasturas nativas.
Producto de investigaciones en Brasil se han sugerido dos sistemas agropastoriles que permiten la recuperación del suelo en praderas degradadas e incrementan la disponibilidad de fuentes alimenticias para el ganado especialmente en la época seca, lo cual favorece una mayor productividad ganadera. Este tipo de sistemas pueden ser replicados perfectamente en cualquier sabana tropical y de esta forma garantizar la productividad y estabilidad del sistema.
El sistema Barreirao reúne prácticas para la solución de los problemas que comúnmente ocurren en la mayoría de los suelos bajo pasturas degradadas, en las condiciones del Cerrado Brasilero. Para la preparación del suelo se utiliza arado de vertedera y en la siembra deben quedar 80 a 100 semillas de arroz por metro cuadrado. Se utilizan 5 a 7 kg/ha de semilla de pasto con un valor cultural de 30% y la profundidad de siembra es de 8 a 10 cm, la fertilización es de 12 kg de N, 90 kg de P2O5, 30 a 45 kg de K2O y 20 kg de sulfato de zinc por hectárea. La cosecha se hace cuando el cultivo está en su punto ideal y la introducción de animales a pastoreo se hace entre los 30 a 60 días después de la cosecha. De esta forma se puede aumentar la carga animal de 1.2 UGG/ ha a 2.6 UGG/ha en la época lluviosa.
Por otro lado, el sistema Santafé involucra en la asociación con pastos a los cultivos de millo, soya, sorgo, maíz, tanto en siembra directa como convencional. Utiliza 5 kg/ha de semilla de gramínea forrajera (Brachiaria sp) cuando se asocia con soya, 7 a 10 kg cuando se asocia con millo o sorgo y 15 a 20 kg cuando se asocia con maíz. La profundidad de siembra varía entre 4 y 6 cm en suelos con 30 a 50% de arcilla y entre 2 y 3 cm con más del 70% de arena. La fertilización nitrogenada se aplica toda a los 10 días después de la emergencia de las plántulas cuando el contenido de arcilla es mayor del 30% pero en suelos con más del 70% de arena se aplica el 50 % a los 10 días de emergencia y el otro 50% cuando el cultivo de sorgo, millo o maíz tengan 6 a 7 hojas.
Este tipo de sistemas productivos es relativamente fácil poner en práctica en nuestras fincas ganaderas, independientemente de que se sitúen en sabanas tropicales. La idea es que cuando se vaya a establecer una pastura, se haga en conjunto con un cultivo que puede ser maíz o sorgo, de tal forma que se optimiza mano de obra, fertilización y tiempo, permitiendo además mayor productividad por unidad de área. Recordemos además que ese tipo de asociaciones, independientemente de la fertilización que se realice, garantiza mayor aporte de nitrógeno en el suelo y promueve un mayor y mejor crecimiento de las gramíneas.
Fuente: Rincón, A. 2004. Implementación de sistemas agropastoriles para mejorar la productividad de la Orinoquia colombiana. CORPOICA.
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