Todo sobre el muermo
El muermo es una enfermedad infecciosa y mortal causada por la bacteria Burkholderia mallei que afecta principalmente a los caballos, asnos o mulos. Es transmisible al hombre. Se ha observado también que los camélidos, félidos salvajes, osos, lobos y perros son susceptibles de contraer esta enfermedad. Los carnívoros pueden contraerla al comer carne infectada. El conejillo de Indias y el hámster son especies muy susceptibles.
El muermo se conoce desde la Antigüedad. Hipócrates lo consideraba una enfermedad grave de los équidos. La enfermedad afectaba predominantemente a las caballerías y era una zoonosis importante de los veterinarios y los palafreneros. La intervención de los servicios veterinarios y los programas nacionales de control ha permitido reducir considerablemente la prevalencia de esta enfermedad en el mundo.
El muermo es una enfermedad de la lista de la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) que se aborda en Código Sanitario para los Animales Terrestres. Conforme al Código Sanitario para los Animales Terrestres de la OIE la declaración a la OIE de esta enfermedad es obligatoria.
¿Dónde existe la enfermedad?
La enfermedad fue erradicada de Norteamérica, Australia y Europa gracias a medidas que asociaban pruebas de laboratorio y la subsiguiente eliminación de los animales infectados con medidas de control a la importación. Sin embargo, el muermo sigue observándose de modo esporádico en algunos países de Asia, África, Oriente Medio y Sudamérica. En abril de 2010, Bahréin notificó la aparición por primera vez de la enfermedad; en 2009, había vuelto a aparecer en Brasil.
¿Cómo se propaga?
La fuente de infección más extendida es la ingesta de alimentos o de agua contaminados. También pueden ser fuente de infección aerosoles (producidos al toser y estornudar) y fómites contaminados que entran en contacto con los animales a través de los arreos y el material para su cuidado.
La bacteria puede penetrar igualmente en el organismo por contacto con lesiones u abrasiones de la piel o por las mucosas. En ese caso, se desarrolla una infección local con ulceración que se irá diseminando a otras partes del cuerpo según vaya evolucionando la enfermedad. Las malas condiciones de mantenimiento y alimentación así como el transporte de los animales pueden ser factores predisponentes. La insalubridad y la superpoblación en los establos son factores de riesgo.
¿Qué riesgos implica para la salud pública?
El muermo es una zoonosis mortal para la cual no existe vacuna. Es una enfermedad poco frecuente en el hombre con casos observados en veterinarios, personas que trabajan en contacto directo con los caballos y en trabajadores de laboratorios. Aparte de los animales con signos clínicos, los animales infectados asintomáticos suponen un riesgo para el hombre. El hombre es un huésped secundario y la transmisión de hombre a hombre es poco frecuente.
En el hombre, la enfermedad puede tener diversas formas: nasal, localizada con nódulos y abscesos, pulmonar, septicemia con infección crónica o diseminada, respectivamente. No obstante, la curación es posible en el hombre si los casos son tratados rápidamente con antibióticos; la tasa de mortalidad es muy alta en las infecciones no tratadas. La infección puede suceder por contacto directo con animales infectados, con sus secreciones, y por contacto indirecto a través de fómites, comida, tierra y agua contaminados.
La transmisión al hombre puede prevenirse si se controla la enfermedad en los animales, evitando el contacto con animales infectados, y se toman medidas preventivas de higiene. Toda manipulación de material potencialmente contaminado debería efectuarse únicamente en un laboratorio adoptando las medidas de bioseguridad e inocuidad apropiadas, según las disposiciones enunciadas en el Manual de las Pruebas de Diagnóstico y de las Vacunas para los Animales Terrestres de la OIE.
Signos clínicos
El muermo causa en los animales la formación de nódulos y ulceraciones en las vías respiratorias y los pulmones. Existe también una forma cutánea conocida con el nombre de “farcy”. Se han descrito tanto formas agudas como crónicas de la enfermedad. Las formas agudas suelen observarse en asnos y mulos, que presentan fiebre alta y signos respiratorios.
En los caballos, la evolución del muermo suele ser crónica y pueden sobrevivir durante varios años. Existen cuatro manifestaciones clínicas de muermo: – nasal, – pulmonar, – cutáneo, – portador asintomático. Estas diferentes formas de la enfermedad suelen describirse según la localización de la primera infección.
Las formas nasal y pulmonar son de índole generalmente aguda, mientras que la forma cutánea está relacionada con un proceso crónico. Se forman en los conductos nasales nódulos inflamatorios y úlceras que provocan un moquillo amarillo y pegajoso. Tras la curación de las úlceras, aparecen unas cicatrices en estrella. La formación de abscesos nodulares en los pulmones se acompaña de astenia progresiva, tos y, a veces, diarrea. En la forma cutánea, los vasos linfáticos están tumefactos, con formación de abscesos nodulares en su trayecto, ulceración y supuración de pus amarillo. Se suelen hallar nódulos en el hígado y el bazo, lo que induce una pérdida de peso considerable y la muerte.
Diagnóstico
Los signos clínicos solos no permiten establecer un diagnóstico definitivo, sobre todo en los primeros estadios de la enfermedad. Es necesario proceder a pruebas de laboratorio para confirmar el diagnóstico. Las recomendaciones de la OIE al respecto figuran en el Código Sanitario para los Animales Terrestres de la OIE y en el Manual de las Pruebas de Diagnóstico y de las Vacunas para los Animales Terrestres de la OIE.
Prevención y control
No existe actualmente ningún tratamiento con medicamentos veterinarios capaz de curar la infección. El control del muermo requiere su detección precoz y efectuar pruebas de diagnóstico a los casos clínicos sospechosos así como a los équidos aparentemente normales, con la consiguiente eliminación de los casos positivos.
Para los países libres de muermo, se han formulado recomendaciones para las importaciones de équidos. Se exige la presentación de un certificado veterinario internacional donde conste que los animales no presentaron ningún signo clínico de muermo y estuvieron en un país exportador libre de la enfermedad durante al menos seis meses antes de su transporte.
En los países de riesgo o donde la enfermedad es endémica, el control se centra en la detección precoz, la eliminación de los casos positivos así como en prevenir la propagación con medidas de bioseguridad apropiadas. La vacunación y el tratamiento de los casos clínicos no son opciones adecuadas para el control de la enfermedad en los animales. Las medidas de control recomendadas incluyen: – vigilancia de las poblaciones animales susceptibles y notificación de todos los casos sospechosos, – identificación y eutanasia apropiada de los animales infectados, – cuarentena, – limpieza y desinfección de las explotaciones infectadas, – destrucción por incineración de los animales eutanasiados y de todos los materiales contaminados.
En zonas de riesgo o donde la enfermedad es endémica debe existir una estrategia de vigilancia y control del muermo respaldada por una legislación apropiada. Es esencial para la detección y control de la enfermedad que exista una real cooperación entre los propietarios de caballos y los veterinarios.