Zoocría de iguana

La zoocría de iguana tiene buenas perspectivas dentro del mercado mundial de mascotas exóticas.

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La iguana (Iguana iguana) se distribuye geográficamente desde el sur de México hasta Brasil y Paraguay, incluyendo algunas islas del Caribe. En Colombia se encuentra en todo el territorio desde el nivel del mar hasta  1.500 m.s.n.m. (Werner, 1997; Palacio et al., 2006). La iguana que existe en el archipiélago de San Andrés y Providencia, Iguana iguana rhinolopha, es de origen centroamericano, distinta a la que existe en la porción continental de Colombia. Posiblemente pudo haber sido introducida, tal vez desde Nicaragua, incluso en época precolombina (Hernández-Camacho et al., 1992).

La iguana es una especie ocasionalmente presente en algunos zoocriaderos del país, pero ninguno de estos se especializa en la cría en cautiverio de esta especie. Esta situación puede obedecer a la escasez de información sobre el manejo y reproducción de la especie en cautiverio y  a que países como El Salvador controlan el mercado a nivel mundial.

Es una especie diurna, sedentaria, herbívora y gregaria, que se puede encontrar en una amplia variedad de hábitats tropicales y subtropicales boscosos, en áreas cercanas a ambientes acuáticos. Se han llegado incluso a adaptar fácilmente a hábitats antrópicos (con frecuencia se les ubica en fincas, parques, corredores boscosos y camellones de ciudades de clima cálido en Colombia). La especie pasa la mayor parte del tiempo en las copas de los árboles, cerca de 12 a 15 metros del suelo (Werner, 1997; Palacio et al., 2006).

Alcanza una longitud total de dos metros. Los adultos y juveniles son de color verde, aunque algunos adultos presentan color naranja en la cabeza. Esta especie se caracteriza por tener una escama grande y redonda debajo del oído y una cresta en forma de sierra que se extiende desde el cuello hasta la parte anterior de la cola. Existe dimorfismo sexual en los individuos adultos: los machos presentan un abanico gular que extienden durante la exposición a los rayos solares, adicionalmente el tamaño corporal de los machos puede ser el doble del de las hembras. La cola es larga y aplanada con anillos de color negro (Rodríguez, 2000a; Palacio et al., 2006).

Las iguanas son consideradas casi que herbívoras estrictas, se alimentan de plantas herbáceas y árboles (33% y 30% respectivamente), bejucos (22%) y arbustos (15%). Consumen frutos y flores en la época de floración de algunas especies. En individuos jóvenes se ha reportado el consumo de algunos insectos (Lara y González, 2002).

Las iguanas son una especie monoestral (Rodríguez, 2000a). En vida libre, tanto la época de reproducción como la estación de postura se presentan de manera tal que las crías nacen para la estación de lluvias. Los machos establecen territorios pequeños de poco más de 5 m de diámetro. Las hembras pueden aparearse con más de un macho (Werner, 1997), este comportamiento puede observarse también en cautiverio (ver Tabla 1).

En vida libre los índices de mortalidad de la especies son bastante altos (2,6 a 5% de las crías sobreviven al año de edad, posiblemente porque al tratase de individuos pequeños tienen mayor probabilidad de ser depredados que aquellos individuos grandes, Werner, 1997); esta premisa se considera a su vez un reto para el establecimiento de granjas productoras.

Experiencias en cautiverio han concluido que el tamaño de la postura está altamente correlacionado con el tamaño de las hembras. Las posturas generalmente en suelos sueltos fáciles de excavar, bien oxigenados y con sombrío moderado. De igual forma se ha estimado que el tamaño de los adultos está afectado por los índices de crecimiento en etapas tempranas (Werner, 1997).

En Colombia en la actualidad funcionan 7 zoocriaderos en fase comercial de iguana, estas granjas se ubican en los departamentos de Bolívar y Atlántico. El objetivo de la producción está en los mercados internacionales de mascotas. En el país el pie parental proviene principalmente del medio natural (Rodríguez, 2000a).

A parte del mercado de mascotas, la valoración económica de la iguana está dada también por el uso que se ha hecho de su carne. En este punto Cooke, 1981 citado por Werner (1997) asegura que la iguana ha sido una fuente de proteínas para las comunidades humanas por más de siete mil años. En Colombia, por ejemplo, muchas comunidades campesinas aprovechan este recurso para complementar su dieta. En este aspecto, se ha concluido que la carne de iguana muestra un nivel nutritivo bastante aceptable, al compararla con carnes de consumo tradicional, como lo son las de vacuno y pollo. Su mayor contenido de proteína y menor tenor graso que la del pollo, constituye una fuente alterna de proteína animal para el consumo humano (Arenas de Moreno et al., 2000). Adicionalmente, las iguanas también se cazan para consumir sus huevos, estos precisamente tienen un importante valor comercial en algunas épocas del año.

Tabla 1. Patrones reproductivos de Iguana

Fuente: Werner, 1997; Rodríguez, 2000

Las presiones de las que es objeto Iguana iguana han llevado a que la especie esté incluida en Apéndice II del CITES.

El Salvador es el mayor productor de iguana en el mundo y es el mayor proveedor del mercado en Estados Unidos de América. Varias experiencias de zoocría en cautiverio se han realizado en otros países de Centroamérica con relativo éxito. Estas experiencias han permitido concluir que si bien se espera que la zoocría de iguana genere unos beneficios ecológicos, en la medida en que puede estimular las actitudes hacia la conservación de la naturaleza e incrementar a su vez el conocimiento de los zoocriaderistas sobre la especie y la importancia de su conservación, existen limitantes de carácter legal y regulatorio que pueden afectar la comercialización de la especie y de sus productos. Se ha concluido además que la mayoría de los zoocriaderos de iguana no generan un ingreso extra para el productor y tiene altos costos iniciales de establecimiento. (Ayales, 1997; Esquivel, 1999; Eilers et al., 2002).

Literatura citada

Arenas de Moreno, L., Vidal, A., Huerta-Sánchez, D., Navas, Y., Uzcátegui-Bracho, S. y Huerta-Leidenz, N. 2000. Análisis comparativo proximal y de minerales entre carnes de iguana, pollo y res. Archivos Latinoamericanos de Nutrición 50(4).

Ayales, I. 1997. Va de viaje pues: sistematización participativa del proyecto de manejo comunitario del garrobo negro e iguana verde. IUCN. San José, Costa Rica. 48p.

Eilers, K., Koops, W., Udo, H., Van Keulen, H. y Noordhuizen, J. 2002. Analysis of Iguana iguana farming systems in Nicaragua, Costa Rica and Panama. Interciencia 27(11).

Esquivel, F. 1999. Aspectos biológicos del manejo de la iguana en el Proyecto Comunitario de la Cooperativa Omar Baca en el Península de Cosiguina. IUCN. San José, Costa Rica. 100p.

Hernández-Camacho, J., Hurtado, A., Ortiz, R. y Walschburger, T. 1992. Unidades biogeográficas de Colombia. pp. 105-151. En: Halffter, G. (Comp.) La diversidad biológica de Iberoamérica I. Instituto de Ecología, A.C. Xalapa, México. 389p.

Lara, M. y González, A. 2002. Alimentación de la iguana verde Iguana iguana (Squamata: Iguanidae) en La Mancha, Veracruz, México. Acta Zoológica Mexicana (n.s.) 85:139-152.

Palacio, J., Muñoz, E., Gallo, S. y Rivera, M. 2006. Anfibios y reptiles del Valle de Aburrá. Área Metropolitana del Valle de Aburrá. Medellín, Colombia. 174p.

Rodríguez, M. (Ed.). 2000a. Zoocría en Colombia. Evolución y Perspectivas. Ministerio del Medio Ambiente. Bogotá, Colombia. 200p.

Werner, D. 1997. Aprovechamiento racional de la iguana verde. pp. 221-243. En: Robinson, J., Redford, K. y Rabinovich, J. (Compiladores). Uso y conservación de la vida silvestre neotropical. Fondo de Cultura Económica de México. 612p.

Fuente: Rico Hernández, G. 2009. Propuesta de un sistema de criterios e indicadores de sostenibilidad a la zoocría de especies de fauna silvestre en Colombia. Contrato No. 09-09-020-0235PS. Instituto de Investigación de Recursos Biológicos “Alexander von Humboldt”. Bogotá, D.C., Colombia.

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