Aftosa es símbolo de corrupción
El reciente brote de fiebre aftosa, reportado en Arauca inicialmente y luego en Cundinamarca, es un síntoma de cómo está el negocio ganadero en Colombia y la institucionalidad que debe articularlo.
El país ganadero no pasa por un buen momento. Al tradicional abandono del gobierno y la politización y mediocridad que impera en el gremio ganadero desde hace años, se le suma la confirmación de vacunos con fiebre aftosa en territorio colombiano.
La enfermedad se identificó inicialmente en Arauca en un lote de ganado proveniente de Venezuela por lo que el gobierno tuvo que hacer el reporte y seguir los protocolos establecidos por la Organización Mundial de Sanidad Animal. Luego de esto se encontró otro lote de bovinos infectados con el aftovirus en jurisdicción de Yacopí, Cundinamarca. Y se esperan nuevos reportes.
No fue fácil para Colombia haber logrado que su territorio haya estado libre de aftosa. Fue una tarea de largos años que trajo beneficios tangibles para los ganaderos y la oportunidad de acceder a mercados internacionales. Pero pareciera que a la corrupción le tiene sin cuidado el negocio ganadero y la reputación zoosanitaria del país.
Corrupción del funcionario del Instituto Colombiano Agropecuario que expide guías de movilización sin verificación real del estado vacunal de los semovientes. Corrupción del policía de carreteras que deja transitar el camión con ganado que no porta la respectiva guía de movilización. Corrupción del ganadero y del comerciante de ganado que se hace el de la vista gorda frente a una buena oferta de ganado sin tener en cuenta la sanidad de los animales.
Oportunismo además de la cabeza de la Federación Colombiana de Ganaderos que pesca en río revuelto y señala que como les quitaron el manejo del Fondo Nacional del Ganado (por evidentes malos manejos), la vacunación no tuvo la cobertura de años pasados. Los que aplauden a Lafaurie parecieran desconocer que los animales reportados con aftosa provienen de un país en el que el caos campea, incluyendo la institucionalidad ganadera, y que esta situación no tiene nada que ver con el brote en mención. Es claro que la enfermedad apareció por la introducción de animales venezolanos infectados y no por la falta de vacunación de animales colombianos.
Irresponsabilidad también por parte del Instituto Colombiano Agropecuario y del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural de permitir el ingreso de rumiantes a Agroexpo, la feria ganadera y del agro más importante del país. Hay que ser consecuentes con la situación que vivimos.
En un país decente, aquel donde la corrupción no permea las instituciones, una situación como esta llevaría a la renuncia de la cabeza de la institucionalidad agropecuaria y de sanidad animal y la toma de acción extrema por parte de las autoridades estatales y gremiales. Pero como no estamos en un país decente, los actores involucrados se lavarán las manos y señalarán como responsables a sus contradictores.
En el entretanto, el precio del ganado en pie pareciera tambalear como consecuencia de un eventual represamiento del hato ganadero en el país y de la alarma epidemiológica que preocupa a todos los ganaderos.
Finkeros.com, el portal de las fincas
SI, Es muy triste pero es la realidad. La corrupción se tomo a Colombia en todos loa aspectos. Solo les interesa es lucrar sus bolsillos. Hay que prohibir el ingreso de vacunos de VENEZUELA . Mayor control en esa zona fronteriza.
Todos los años, tanto bovinos como porcinos son traidos al pais desde Venezuela con la complacencia de las autoridades de los dos países, donde aprovechando la devaluación de la moneda venezolana se lucran unos pocos y perjudicando la totalidad del gremio ganadero colombiano. Es voz populi en el país vecino los pasos por donde contrabandean los animales y no se hace nada.