Diversificación del mercado de carne pospandemia en Estados Unidos
El 98% del mercado de carne en Estados Unidos es procesado por 50 plantas de beneficio. Esta infraestructura mueve varios miles de cabezas de ganado y de cerdo al día que al final del día van a parar a las góndolas de las grandes superficies y a los restaurantes. Luego, es posible imaginar el caos que causaría que unas de esas plantas de beneficio cerrara por al menos un día.
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Durante la primera primera de la pandemia del Covid-19, algunas plantas de beneficio tuvieron que cerrar por días e incluso por semanas como resultado de la infección de la enfermedad entre empleados, lo cual resultó en que la capacidad de procesamiento de carne de res y de cerdo se disminuyera a nivel nacional en un 45%. Esto hizo que la carne se tornara escasa en los supermercados y el precio subiera un 18%.
Un análisis del gremio ganadero Oklahoma State and the National Cattleman’s Beef Association, hecho en abril de 2020, estimó pérdidas del sector ganadero de 13.6 mil millones de dólares americanos. Millones de animales que estaban listos para el sacrificio tuvieron que ser llevados a la eutanasia porque no había disponibilidad en las plantas de beneficio.
El cierre de las plantas de beneficio develó la vulnerabilidad de la alta concentración de la industria. Las cuatro grandes compañías de esta industria (JBS, Cargill, Tyson y National Beef) en Estados Unidos controlan el 85% de mercado de carne en el país. En 2020, como resultado de los cuellos de botella masivos causados por el cierre de las plantas, los ganaderos buscaron alternativas en pequeños mercados y plantas de beneficio -que usualmente procesan una pequeña cantidad de animales para un consumo privado-.
Para los operadores de las plantas de beneficio esto significó una sobreoferta hasta el punto que para finales del 2020 muchos procesadores en Nebraska tenían programación para todo el 2022. Esta reprogramación e incertidumbre se convirtió en un imposible financiero para los pequeños productores.
Bajo este escenario, varios estados de la unión americana han iniciado programas de financiación, como el Nebraska’s Independent Processor Assistance Program, para ayudar a los pequeños procesadores a expandir su operación. Estos programas ofrecen financiación a procesadores independientes para aumentar su área operativa y cadena de frío, comprar equipos y entrenar mano de obra. Los cierres causados por la pandemia demostraron que esos procesadores independientes son la única alternativa cuando los principales jugadores del mercado sufren una disrupción, ya que generaron la flexibilidad necesaria para llevar carne a los pequeños mercados. Fue así como muchos pequeños procesadores incrementaron su negocio entre un 30 a 40% durante el primer año de la pandemia.
Como resultado de los efectos del Covid-19 en la cadena de abastecimiento, el gobierno federal ha estado trabajando -inicialmente con la orden ejecutiva 14017 de 2021 sobre cadenas de suministro- para diseminar la capacidad de procesamiento en el país, más allá de las cuatro grandes compañías que han estado reinando en el mercado, con el fin de tener una producción más segura y diversa, y que facilite una mayor producción doméstica.
Es por esto que desde el Congreso americano se está buscando que el sector se enfoque en mercados de carne regionales, los cuales son pequeños y solo representan el 3% del mercado. Es por esto que los ganaderos están empezando a mostrar interés en este negocio, ya que en este nuevo modelo de la cadena productiva mayor utilidad quedaría en manos de los productores. Detrás está también un movimiento que promueve la Cooperative Interstate Shipment para facilitar 500 millones de dólares en créditos para los pequeños productores.
Con el fin de promover la libre competencia, el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) está buscando una reforma regulatoria en la marca “Product of USA” a través de una revisión de políticas y estándares, de tal forma que los productos importados pero empacados en Estados Unidos no clasifique para beneficiarse de esta marca país. También se ha lanzado una nueva línea de crédito, Meat and Poultry Processing Expansion Program, por 25 millones de dólares dirigidos a construcción de infraestructura, entrenar empleados y expandir capacidad. Otra forma para ayudar a las pequeñas plantas de beneficio consiste en ajustarlas a los estándares de inspección. Igualmente, la línea de crédito Meat and Poultry Inspection Readiness Grant busca garantizar fondos para start-ups de la cadena de suministro de alimento.
El reto inminente consiste en lograr que esas líneas de crédito sea accesibles a los productores y a los pequeños empresarios ya que tradicionalmente deben sortear con una mala comunicación y un tortuoso camino para aplicar a estos beneficios financieros.
La debilidad y vulnerabilidad del sector cárnico en Estados Unidos fue puesto en evidencia durante la pandemia, producto de décadas de políticas de mercado perjudiciales para ganaderos, pequeños empresarios y consumidores. Una mayor diversidad en esta cadena de suministro puede generar a los ganaderos mayores beneficios, a los consumidores mejor carne y al país mayor seguridad alimentaria.