El futuro del agro
La ganadería pasa su peor momento. Una miríada de activistas y documentos coinciden en que la ganadería es el mayor generador de deforestación en la Amazonía y que los gases que generan contribuyen enormemente al calentamiento global.
Como si esto no bastara, veganos y activistas en masa condenan el consumo de cualquier tipo de proteína de origen animal, pues aseguran que atenta contra los derechos animales y el bienestar animal. Exigen además liberar del estrés a los animales en las producciones. Entre muchas cosas, se aboga por gallinas felices y se promueve el consumo de leche derivada de avena, coco, almendras y marañón.
El cultivo de la caña será una novedad en unos años. El mercado cada vez rechaza con mayor ahínco los productos con azúcar añadida. Muchas bebidas gaseosas azucaradas pagan un alto impuesto al consumo para financiar la inversión que debe hacer la salud pública en diferentes latitudes a la hora de atender la creciente incidencia de obesidad y diabetes.
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El tabaco está en desuso. Cada vez resulta una novedad toparse con algún fumador consumado, más aún, luego de esta pandemia devastadora que ha prendido alertas con sus comorbilidades asociadas a un desenlace fatal. Eso de fumar, solo es bien visto en los antiguos westerns , ni siquiera es políticamente correcto «después de».
Ahora el agro debe producir lo que pide el mercado. Y lo que está pidiendo a gritos el mercado son productos genéticamente no modificados, que no sean abonados con agroquímicos, que no contribuyan a la pérdida de cobertura forestal ni al calentamiento global, que no financien el sufrimiento animal, que con su compra se beneficie una mujer cabeza de familia, se conserve un especie de ave o se promueva la restauración ecológica.
Ya no es producir a toda costa. Ya no es producir más. Ahora se debe producir con consciencia. La sosteniblidad está de moda.
En países como Sudáfrica, Francia y Estados Unidos se vienen apoyando proyectos encaminados a producir insectos para alimentación humana y animal. También se han logrado fortalecer fondos de inversión que soportan investigaciones para lograr en un futuro cercano la producción masiva de carne en laboratorio. Es por esto que Colombia está en mora de subirse en esta nueva ola agropecuaria.