Los escarabajos en nuestras fincas

Los escarabajos o cucarrones son insectos recicladores de basura en nuestras fincas. Comen excremento, carroña, plantas muertas y hongos; si bien la gran parte del tiempo se encuentran enterrados en el suelo de potreros y bosques, una vez inicia la época de lluvias salen del suelo y vuelan hacia los potreros y pastizales ganaderos donde se alimentan del estiércol que nuestro ganado produce a diario. Los escarabajos del estiércol presentan diversos colores (negro, café o verde), con tonalidades metálicas e iridiscencias doradas o rojizas y con aspecto mate o brilloso. Su tamaño puede fluctuar entre 1 mm hasta 6 cm. Su forma es por lo general redondeada y cóncava.

Al alimentarse del estiércol, los escarabajos favorecen su descomposición y desintegración. Precisamente, el rompimiento y la aireación del estiércol acelera el metabolismo microbiano con lo que éste se descompone. Mediante este proceso también se produce la liberación de compuestos como fósforo, potasio, amoniaco, nitrógeno y carbono, los cuales enriquecen la composición del suelo, mantienen su composición y estructura, así como su capacidad de retención de aire y agua, lo que lo hace más fértil. Además del beneficio descrito anteriormente, durante el proceso, los escarabajos destruyen huevecillos de parásitos gastrointestinales y ectoparásitos que eventualmente pueden incidir dramáticamente sobre la salud de nuestros animales. Por último, los escarabajos cumplen una función importante como dispersores secundarios de semillas. En resumen, los escarabajos dentro de nuestras fincas prestan importantes servicios ecosistémicos; son unos trabajadores más, que no nos cuestan nada.

Los desparasitantes, insecticidas y herbicidas usados frecuentemente en las fincas son tóxicos para las poblaciones de escarabajos. Estudios recientes han logrado determinar, por ejemplo, que los residuos de ciertos medicamentos que se encuentran en el estiércol de nuestros animales son tóxicos para las comunidades de escarabajos; específicamente, se ha logrado establecer que entre las moléculas tóxicas se encuentran el coumafos, la ruelena, el diclorvos, la piperazina, piretroides, así como la mayor parte de lactonas macrocíclicas (abamectina, ivermectina, eprinomectina, doramectina) siendo la menos tóxica la moxidectina. Bajo este escenario, el estiércol al no ser procesado por los escarabajos queda en la superficie de los pastizales, lo quema y no es aprovechado por el ganado; de esta forma, se puede afectar negativamente la capacidad de carga de nuestras fincas y por ende la productividad de las mismas. Por otro lado, cuando el estiércol del ganado no es incorporado al suelo y se encuentran en exceso sobre la superficie, se altera el ciclo del carbono y se libera dióxido de carbono y metano, lo cual incide dramáticamente en el efecto invernadero y cambio climático global. Es importante anotar que los residuos de benzimidazoles y levamisoles no tienen efectos negativos sobre los escarabajos coprófagos.

Es por esto que es responsabilidad nuestra seleccionar adecuadamente los agroquímicos y medicamentos que vayamos a emplear en nuestras fincas. Esto no debe verse como una postura romántica o un radicalismo ambiental, resultan más que evidentes en la práctica los perjuicios que podemos tener en nuestras fincas si las comunidades de escarabajos se afectan. De hecho, cálculos bastante realistas han permitido determinar que una res adulta puede producir 12 boñigas al día de casi 4 kg cada uno, lo cual quiere decir que cada res, diariamente deposita sobre el pasto casi 50 kg de estiércol. Si una boñiga tiene alrededor 30 cm de diámetro, puede cubrir una superficie de pasto de 0.09 m2, 12 al día de cada vaca cubrirían 1.08 m2 de potrero. Si tenemos en nuestra finca 100 vacas, el estiércol evacuado por día puede llegar a abarcar una superficie de 108 m2. En una semana serían 756 m2 de pasto cubierto por excremento y en poco más de 10 semanas las boñigas de ese número de reses cubrirían casi una hectárea. ¿Cuánto es eso en dinero? No es necesario hacer un cálculo juicioso para convencernos que debemos implementar buenas prácticas agropecuarias. Seamos buenos finkeros.

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